Opiniones

31/5/2009

Fuente: Diario Perfil

Entrevista a Julio César Grassi
“Bergoglio no me soltó la mano”

Antes de escuchar el fallo del tribunal que lo juzga por abuso y corrupción de menores (que se dará a conocer en los próximos días), el padre Grassi responde a todas las acusaciones en su contra. La intimidad en Felices los Niños. Quién lo financia. Por qué se resistió a las pericias. Cómo era su relación con los chicos de la Fundación. Los supuestos maltratos que sufrían, y su relación actual con la Iglesia y el cardenal Bergoglio.

Por Jorge Fontevecchia









La mirada de Cabezas. “Con la familia Yabrán nunca tuve ni siquiera comunicación. Es mentira, como se dijo, que él donaba dinero a la Fundación.”



—La editora de Policiales de este diario me indicó que leyera especialmente una nota publicada el 13 de agosto de 2006, porque Ud. reclama que a causa de esa nota de PERFIL su fundación tuvo problemas con el Gobierno nacional para seguir cobrando el subsidio de 1,9 millón de pesos anuales. La nota relató las sospechas sobre el pago de los honorarios de sus varios abogados, hecho con el dinero de subsidios que eran para los chicos, no para usted. Comencemos el reportaje, entonces, aclarando cuáles son las empresas y personas que lo vienen apoyando sistemáticamente.

—Una cosa son los amigos, las familias que me ayudan a mí y otra, la gente que está ayudando a la Fundación. No tengo autorización para mencionar a las personas que me apoyan para el pago de abogados, por lo que sería una falta de ética nombrarlos. Hay gente que sigue colaborando con la Fundación. No podría dar el nombre porque son cientos de personas que colaboran con una pequeña donación mensual, porque nuestro sistema es el del llamado telefónico casa por casa que va sumando donaciones de $ 10, de $ 20, de $ 100, de $ 200. Pero sí hay empresas, como Capsa Capex, que están colaborando semanalmente para poder pagar algo a la gente. La gente que trabaja en la Fundación lo está haciendo por vocación, porque lo que recibe es inmerecido por todo lo que trabaja. La familia Soldati sigue colaborando mensualmente, la familia Grondona. Y de las empresas que colaboran con alimentos, más que de una empresa puedo hablar del banco de alimentos. Vende por centavos alimentos que ellos van recibiendo y la Fundación está siendo beneficiada aun esperándonos en el pago, durante mucho tiempo; y eso está salvando la Fundación. Hay un molino que está en la provincia de Buenos Aires que nos da cien bolsas de harina por mes. Eso permite hacer el pan, entre otras cosas.


—¿Y en lo personal?

—Mi familia me está ayudando, y algunas personas que colaboran con el pago de honorarios de abogados.


—¿Cómo es su familia?

—Mi hermano mayor, Osvaldo Tomás, es licenciado en Administración de Empresas, tiene una metalúrgica, vende máquinas de gastronomía. Mi hermano Juan José, que es ingeniero electromecánico, hace trabajos independientes y también vende máquinas. Mi papá, que falleció, igual que mi madre, tenía una empresa de máquinas gastronómicas, Fundimec. Mi hermana María del Carmen es ama de casa y el marido tiene una pequeña empresa de aire acondicionado, refrigeración, etc. Y mi hermano menor, Alejandro, vende hornos de tipo leña. Ellos me ayudan en lo personal y al resto no lo puedo llamar donantes porque son personas amigas que me ayudan. No tengo un estilo de vida caro porque vivo la austeridad propia de un sacerdote.

GASTOS. ''No tengo un estilo de vida caro porque vivo la austeridad propia de un sacerdote. Mi familia me ayuda y algunas personas colaboran con los honorarios de los abogados.''
GASTOS. ''No tengo un estilo de vida caro porque vivo la austeridad propia de un sacerdote. Mi familia me ayuda y algunas personas colaboran con los honorarios de los abogados.''


—Al entrar a este edificio lo fotografiaron frente a una gigantografía de los ojos de José Luis Cabezas, fotógrafo de esta empresa, asesinado por la custodia de Yabrán. Es fundamental para nosotros aclarar su vinculación con Yabrán y sus empresas.

—Con la familia Yabrán nunca tuve ni siquiera comunicación. En un momento, un escribano que había trabajado con él dijo que Yabrán había donado dinero a la Fundación y es mentira.


—Su principal abogado, Jorge Sandro, fue el abogado de Gregorio Ríos, el jefe de la custodia de Yabrán, condenado por el asesinato de Cabezas. Y otros abogados suyos, Adrián Maloney y Julio Virgolini, fueron abogados directamente de Yabrán.

—Al doctor Virgolini me lo presentó el señor Enrique Götz, que es de la empresa Capsa Capex. En el caso de Sandro, sabía que tenía renombre, que era un técnico importante, lo busqué y accedió a trabajar conmigo.


—Ya en 2002, cuando fue preso, todos los programas de Radio 10 salieron a defenderlo en bloque; usted declaraba que sus periodistas preferidos eran Etchecopar y Gelblung, por entonces en esa emisora, y el vicepresidente de su fundación, Raúl Portal, también tenía un programa en Radio 10. Mucho se dijo que en sus orígenes Radio 10 fue sustentada por Yabrán. Actualmente, Ud. aparece en C5N más que en ningún otro canal de noticias y también mucho se dice que uno de los propietarios de C5N, que contribuyó y contribuye a su sustentación, es Héctor Colella, la mano derecha de Yabrán y su continuador al frente de los negocios del grupo económico Yabrán. ¿Su privilegiada relación con los medios que conduce Daniel Hadad (en 2002, cuando lo buscaban para detenerlo, Hadad estaba en Canal 9) son una continuación de su relación con Yabrán?

—A Hadad lo conocí porque el primer programa en el que estuve en televisión abierta fue el de Neustadt, pero justo en ese programa, Neustadt no estuvo y lo reemplazó Hadad. Una vez vino a visitar el lugar y quedó muy conmovido. Y a partir de eso, vino su apoyo a la obra. En ese momento, la defensa de los medios de Hadad parecía contrapuesta al ataque fuerte que tenía de Canal 13 y de Clarín.


—Usted tuvo otra relación privilegiada con “Ambito Financiero” en la época en que Julio Ramos militaba fervorosamente a su favor. Ramos y Hadad tenían en común, además de usted, el defender a Menem. Menem, como usted sabe, defendía a Yabrán y en los últimos años, se enfrentó a “Clarín”. ¿Es simplemente una casualidad o hay algún tipo de vinculación en este yabranismo, menemismo, grassismo y a la vez anti “Clarín”?

—A Julio Ramos lo llamé porque siempre llamaba a los medios para pedir ayuda. Vino a conocer la Fundación con el hijo, Augusto, y me trajo un cheque de donación de 50 mil pesos. Recorrió la Fundación y quedó admirado. El hijo se hizo amigo de los chicos de una de las casitas y pidió quedarse a jugar con ellos, ese día. Al papá le agradó y lo sorprendió. A partir de allí, empezó una relación entre los chicos y Augusto. El tenía cerrada la quinta que está cerca de la Fundación donde había muerto uno de sus hijos, y a partir de lo que fue esta vinculación de los chicos con su hijo Augusto, la reabrió, remodeló la pileta, la empezó a usar y fin de semana por medio, iba con los chicos de la Fundación y con sus hijos para hacer un día de encuentro.


—En mis treinta años de periodista pocas veces vi un caso que polarizara tanto a algunos medios y a la opinión pública, quienes opinan que Ud. es un santo como que es un demonio. ¿Tanta controversia es sólo generada por su figura o Ud. es apenas el emergente de una trama que encolumna a viejos adversarios de otras disputas y usted sería sólo la encarnadura de un desplazamiento?

—Me trasciende, por supuesto. Veo que hay gente que se pelea por encima de mí y que no intereso. Es evidente que a las personas que les fui a pedir ayuda quizá les representé otro factor de discusión que no fue el que yo fui a llevar a la mesa.


—¿Menemismo latente?

—Yo no me acerqué ideológicamente a ninguno de ellos. Que haya habido una pelea por encima mío, a nivel ideológico, o por otras cuestiones de poder, puede ser, pero no participé de ellas, ni tampoco sintonizo con ciertas ideologías o ciertas cuestiones de poder porque tampoco ninguno de ellos benefició a la Fundación con sus peleas. Terminaron deteriorando aún más a la Fundación, que es mi vida.


—El abogado Adrián Maloney, socio de Virgolini, le reconoció a la revista “Noticias”, el 8 de abril de 2006, que Héctor Colella pagaba parte de los honorarios de su defensa. ¿Cómo es su relación con él?

—El colaboró con la Fundación ayudando a pagar los sueldos en un tiempo en que estábamos en una situación crítica, pero en la actualidad no ayuda.


—El denunciante Luis Gutiérrez dijo durante el juicio que “cuatro camionetas negras importadas” solían ir a “la Fundación Felices los Niños con el hijo del empresario fallecido Alfredo Nallib Yabrán”. ¿Conoce a la familia Yabrán?

—No puedo hablar de los denunciantes.


—¿Alguna vez fue la familia Yabrán a su Fundación?

—No. No conozco a nadie de la familia Yabrán.


—¿Nunca hicieron aportes a la Fundación?

—Nunca.


—Ahora que Gelblung está en Radio Mitre, del grupo Clarín, ¿lo entrevista igual que cuando estaba en Radio 10?

—Hasta ahora no me hizo un reportaje, ni desde Magazine ni en Canal 13. Sé que cuando tocó el tema, no habló a mi favor pero fue objetivo en el tratamiento.


—En otros países, la Iglesia colabora con las defensas legales de los sacerdotes que enfrentan juicios. ¿Le han ofrecido esa contribución?

—No me la ofrecieron y estoy seguro de que si la hubiese pedido, me habrían ayudado, pero no quise cargar sobre sus espaldas este tema, con mucho más peso del que les estoy siendo ahora, porque toda esta publicidad daña la imagen de la Iglesia.


—Además de los abogados relacionados con Yabrán, también fueron sus abogados Luis Moreno Ocampo, Miguel Angel Pierri, Luis Osler y Carlos Telleldín, además de los doctores Fechino, Novello, Cavo y Malvecino. Un total de 17 letrados. ¿Por qué cambió de abogados tantas veces?

—El equipo de abogados que llegó hasta el 2006 estaba para hacer el juicio del 3 de julio de 2006. Cuando se hace la recusación del Tribunal, le provocó un problema bastante serio en su agenda de juicios y de compromisos. Además, por cuestiones personales, prefirieron no seguir. Yo los respeté. Carlos Telleldín, Pierri y otros abogados que nombró no fueron de mi defensa técnica. Pierri tenía que realizar una investigación acerca de un tema con la doctora Ravera Godoy. Le firmé un papel como para que pueda desarrollar ese tema, pero en ningún momento mi intención era que sea parte de mi defensa. Y Moreno Ocampo no era defensor, sino que estaba a cargo de todo lo que eran querellas a partir de mi causa. Los abogados defensores eran Sandro y el equipo de Virgolini.


—¿Algunos de esos abogados defienden hoy al ministro de Planificación, Julio De Vido, y al ex titular del Occovi, Claudio Uberti?

—No supe que estuvieran, pero los abogados se dedican a defender causas judiciales de imputados en general.


—¿Envía un mensaje con los abogados que contrata?

—En los momentos en que uno vive en una causa judicial es difícil pedir currículos. Inicialmente, tenía sólo a Sandro pero él no tenía a alguien que trabaje en campo, haciendo una guardia en el Tribunal para ver quién viene a declarar. En Morón, las declaraciones las tomaban a las 8 de la mañana, a las 4 de la tarde, 10 de la noche, y tenían que ser controladas por abogados que tenían que estar ahí. Si hubiera sido algo más controlado, habría sido más chico el grupo de abogados.


—Sólo Moreno Ocampo le había costado 150 mil pesos, ¿es correcto estimar que en estos más de seis años lleva invertidos en abogados varios millones de pesos?

—No, tanto no. Creo que tenían un costo de 100 pesos por hora de trabajo, y para nada saqué un solo peso de mi bolsillo. Todo fue dado a Moreno Ocampo por los mismos que me lo trajeron, gente que creía en mi inocencia y quería ayudarme.


—¿La esposa de Soldati?

—Ella hizo una colecta con varias personas y así lo pagó.


—¿Millones de pesos?

—Millones no, pero la plata que gastó en abogados hubiera deseado que vaya a la Fundación. Esto es un derroche de tiempo y el tiempo vale plata también. El tiempo mío vale la ausencia de donaciones a la Fundación porque lo tengo que dedicar a la causa judicial.


—Sume los abogados mensualizados más los que Ud. dice que cobraban cien pesos la hora, a lo largo de 80 meses, y supera largamente el millón que le pregunté antes.

—No sé cuánto habrán cobrado, porque las horas pasaban directamente a los donantes o a aquellos que colaboraban. A mí me hicieron una falsa denuncia y yo respondo con la lógica de que cualquier persona tiene que pagar abogados. Habría que hacer la cuenta. Como sacerdote, con el voto de pobreza, yo no tengo un daño económico. Pero sí lo tiene la obra.


—Cuando Telleldín estuvo preso por el atentado a la AMIA, y también su mujer, el hijo de ambos vivió en la Fundación. ¿Eso lo impulsó a aceptar que, recuperada su libertad, Telleldín se sumara a su equipo jurídico?

—En absoluto formó parte de ninguna defensa. Lo que él diga queda en él.


—En los seis años que tardó en comenzar el juicio oral, se registraron diez denuncias de amedrentamiento de testigos en su contra. A uno de los dos jóvenes que lo acusaron en “Telenoche investiga”, apodado Gabriel, tras recibir amenazas le dieron una paliza en la calle, otra vez entraron a su vivienda y otra, lo secuestraron en la calle durante 45 minutos. Denuncias similares hicieron el psiquiatra Enrique Stola, que asistió a las víctimas; el tutor del otro acusador, apodado Ezequiel, Aníbal Vega; la psicóloga María Inés Olivella; la panadera de la Fundación, Betty Castro; y la ex empleada de la Fundación Marta Díaz. Y también sufrió golpes e intimidaciones, por personas que ingresaron a su casa, la familia del tercer denunciante, el del caso de El Calafate: Luis Gutiérrez. En todos los casos, los atacantes hicieron menciones sobre que dejaran de declarar en contra de Grassi. Hay denunciantes en el programa de protección de testigos y varios de los testigos tienen custodia. ¿Cómo explica tanta violencia?

—Es tanta coincidencia de inventos que fueron añadidos para dar credibilidad a las denuncias inventadas, y que en absoluto llegaron a imputarme a mí por una mera coincidencia o un cruce telefónico.


—¿Toda esta gente inventó todo?

—Por lo menos, inventó que tenga relación conmigo. Todas estas denuncias fueron para generar campañas mediáticas. Ellos decían: “A mí, nadie me dijo que podía ser por el padre Grassi”. Pero ponían la foto al lado mío, como que era.


—Aunque no fuera por Ud., ¿no le sorprende que tantas personas hayan padecido actos de violencia?

—Si uno va a ver las causas judiciales, gente que dice que fue lastimada no fue lastimada. Que dice que llamó a la Policía y no llamó a la Policía. O sea, que hay muchas cosas que se dicen que ni siquiera están en las causas judiciales. Hay mucho invento.


—¿Sospecha que esta gente que dice que fue agredida no lo haya sido?

—No sospecho, lo estoy afirmando.


—¿No le llama la atención que tantos coincidan en dar testimonio falso?

—Como no tenían nada que decir por el otro lado y todos sus testimonios eran sumamente mentirosos y carentes de realidad, trataron de buscar un golpe de efecto a través de una denuncia. Han dicho cosas inverosímiles. Una persona, por ejemplo, decía que pasaba un auto ida y vuelta por su casa. Otra dijo que le hicieron un fuego en la puerta de la casa. Otra manifestó que a un novio, o a un ex novio, que no tenía nada que ver con la Fundación, ni yo lo conocía, le dijeron: “Declará a favor del padre”. Yo he tenido testimonios terriblemente importantes y no le dieron bolilla. ¿Le van a dar bolilla a una persona que ni me conocía para que declare a favor mío?

Le voy a poner un ejemplo. La primera denuncia que realiza una persona, que después se relacionó con la causa, dice que dos personas de pelo corto que bajaron de un Falcón verde le dijeron: “Tené cuidado si te metés con el padre Grassi, porque podés ser boleta”. ¿Falcon verde? Los Falcon verdes eran de ese tiempo de Videla. Me quieren identificar a mí con la dictadura, con gente que en absoluto se relacionó conmigo.


—La jueza que la semana pasada ordenó el desalojo del hogar de su Fundación en el barrio de Chacarita, Myriam Rustan de Estrada, también denunció amenazas y hostigamientos a ella y sus hijos. ¿Quiénes podrían ser los responsables y, nuevamente, por qué siempre hay agresividad en torno a su causa?

—Tiene los elementos esa jueza para investigar y si lo investiga de verdad, en lugar de decirlo en un medio, se va a dar cuenta de que no tiene absolutamente nada que ver conmigo.


—Asumamos que estuviera probado que nada tienen que ver con usted estas amenazas. ¿Igual, no le llaman la atención?

—No voy a decirle que la jueza sea mentirosa, pero ella tiene la posibilidad de ver si no fue un vecino ofuscado. De lo que estoy seguro es de que jamás en mi vida haría una cosa así.


—Claudio Amaya, quien trabajó en su Fundación desde 1997 hasta 2006, declaró que se dedicaba a las tareas operativas con relación al juicio, siguiendo el método de los punteros políticos: arriar manifestantes; colgar pasacalles a su favor, firmados por supuestas “familias solidarias” que reclamaban: “No nos saquen a nuestro padre”; planificar escraches en la casa del fiscal; “pagar los micros con los que traían a la gente de la villa Carlos Gardel y de San Damián y las mercaderías que le daban a cambio” para manifestar a su favor. ¿Las personas que se manifestaron supuestamente de manera espontánea frente al hogar de Chacarita, en contra de la decisión de cierre y traslado de los chicos a otros hogares, son las mismas que se manifestaban frente a los tribunales de Morón?

—Una cosa es Claudio Amaya, otra es la gente que se reunió en Chacarita. La de Chacarita era sobre todo gente de una villa cercana, son padres de chicos del colegio, gente que ha venido de otras obras de la Fundación y, sobre todo, vecinos del lugar que apadrinaban chicos y adherían a la obra. Claudio Amaya mezcla todo, dice que a partir de 1997 era personal de Hurlingham. El estaba trabajando como operador de calle hasta el año 2004, así se le llama al educador, encargado o asistente. En algún momento, por pedido de la gente de Villa La Cárcova, en la zona de José León Suárez, él fue con esa gente a la puerta de la DDI para pedir por mí, pero no hizo nada más. Nunca se le pidió que vaya a la casa de un fiscal, cosa que para mí habría sido totalmente contraproducente, ni se le pidió que vaya a ver a un juez, ni a una jueza, ni que vaya a pintar carteles ni ponga pasacalles...


—¿No le llama la atención que tanta gente diferente se confabule en su contra?

—Es que usan el mismo método para tratar de generar la imagen de una persona violenta, tipo piquetera, que busca hacer grupos de choque. Nada más lejos, porque estamos trabajando con barrios de gente humilde y es lógico que la gente humilde venga a pedir por mí. Lo piden siempre de manera pacífica.


—A los manifestantes pacíficos, ¿los llevan?

—Si movilizáramos gente, habría miles de personas. Estamos trabajando en tantos ámbitos humildes que de haber querido hacer una movilización, no habría diez personas delante del Tribunal, como hay ahora, que vienen espontáneamente.


—La segunda de las víctimas que hablaba en el informe de “Telenoche”, Ezequiel, en un confuso episodio se retractó en la oficina del juez de menores Ricardo Oyama. El tribunal consideró nula esa retractación, el juez Oyama fue suspendido sin goce de sueldo y enfrenta un juicio político; hay otros funcionarios judiciales investigados por esto, y su abogado, Miguel Angel Pierri, estuvo preso y condenado por prevaricato, por representarlo a Ud. y a la vez a la madre de Ezequiel, quien recibió dinero en esos días. ¿No le dio vergüenza ver a su propio abogado preso?

—Pierri fue abogado para una causa en San Isidro desde el 21 de noviembre de 2002 hasta el 5 de diciembre de 2002. A él lo acusaron de que a través de los medios de comunicación, supuestamente, quería favorecer una retractación. Me gustaría mucho responder algunas cosas, pero la limitación hace que yo corra en desventaja con su pregunta. Pierri no fue condenado nunca.


—¿A qué atribuye esa tosca y frustrada retractación?

—Sentí indignación por la situación de Pierri. Creo que él mediáticamente dijo cosas que yo no le mandé a decir, pero de todos modos no tiene absolutamente nada que ver con ser una fuerza de choque para lograr algo. Los medios dicen: “Suspendieron al juez por la causa del padre Grassi”. Y lo suspendieron por razones totalmente ajenas a la causa, por una cuestión técnica, que el juez pudo revelar o no la identidad reservada de un testigo. No tenía que ver con que él haya hecho una campaña a favor mío.


—La actual jueza de menores que tutela a Ezequiel –cuando hicieron desdecirse al joven el 12 de diciembre de 2002 era secretaria del mismo juzgado– contó, en su juicio, cómo sus abogados armaron la retractación.

—No fue así. Al no ser público el juicio, a ustedes les mienten. Pudo haber dicho cosas sobre lo que ella interpretaba de esta causa judicial, pero en absoluto dijo eso.


—La madre de este chico, Ezequiel, reveló la identidad de su hijo que hasta ese momento tenía un nombre falso, entregó una fotografía de su hijo a cambio de dinero.

—Cuando uno no responde ciertas cosas en un reportaje, parece que no quiere por algún motivo personal, pero yo tengo una orden judicial que dice que no puedo hablar ni directa ni indirectamente de los denunciantes.


—El padre Elvio Mettone, con quien usted colaboró en la obra La Casita de Paso del Rey a principio de los 90 y antes de crear su propia fundación, ¿lo acusó de haberle robado el texto del proyecto de fundación que él iba a presentar a la cooperación italiana?

—En el juicio dijo que yo no le robé ningún proyecto. Dijo que le parecía lógico que en el apuro de generar un proyecto nuevo, pudiera hacer algo similar al que estaba viviendo en ese momento.


—¿Usted había concurrido al sepelio del padre de la primera jueza de la causa, Cristina Clementina Landolfi, la misma que lo liberó no bien tuvo la causa en sus manos?

—Varios meses antes, una persona del tribunal me pidió que vaya a ese sepelio, como fui a tantos otros. Fui y le di el responso a ese señor.


—¿Se disfrazó de Papá Noel para entrar a la Fundación y burlar la prohibición de hacerlo?

—Mentira. ¿Para qué me voy a disfrazar si tenía autorización de la jueza para estar hasta las 3 de la mañana en el hogar? Se dijo en algún momento del juicio como que era falsa, pero está dentro del legajo de la jueza de garantías que yo tenía autorización para estar con los chicos, con las medidas que corresponden.


—Dos años antes de la investigación de Canal 13, la justicia de Morón ya investigaba una denuncia en su contra, relacionada con su conducta sexual con los niños de la Fundación. Según el juez Meade, él, en persona, le recomendó que controlara su conducta sexual por el bien de su obra. ¿Cuál fue su reacción en ese momento?

—Es mentira. Primero, no estaban investigando una denuncia sino un anónimo. Ese año, la Corte de la provincia había pedido a los jueces que no perdieran tanto tiempo en la investigación de anónimos, sino que fueran a las causas reales, que con eso tenían demasiado. A pesar de eso, el anónimo se investigó. Era un papel impreso que estaban entregando a los medios, a los ministerios, a los obispados. La segunda cuestión, el doctor Meade nunca me dio una recomendación semejante. El se acercó a la Fundación para hacerse presente como juez de menores y juez de garantía. Vino con el doctor Flores, me contó lo del anónimo e hizo un reconocimiento de la Fundación, y luego continuó viniendo más amistosamente a verme durante un año y medio o dos, incluso habiendo dejado de ser juez de menores. Venía a almorzar conmigo, pero jamás a darme un consejo semejante.


—Si como Ud. dijo, se trataba de una denuncia anónima enviada por ex empleados de la Fundación, ¿qué pudo motivar a un grupo de ex empleados a denunciarlo por delitos aberrantes contra menores?

—Puede ser que sea de ex empleados o no, porque como no firmaban, no tiene por qué darle credibilidad. Pudo haber sido gente que estaba molesta por haber sido despedida, gente que se autotitulaba ex empleada de la Fundación y tenía otros intereses. Inicialmente se orientó a pensar que era gente resentida, porque era un cúmulo de falsedades y de contradicciones que nada tenían que ver con la realidad, era un rosario de insultos.


—Cuando se enteró de que el equipo de investigación de “Telenoche” iba a publicar un informe sobre Ud., ¿se puso a buscar contactos a través de intermediarios para evitar que se publicara?

—No, en absoluto. Siempre pedí, en lo periodístico, que ampliaran la mirada, que fue lo que hablé con Irene Bais, poco tiempo antes del programa. Miriam Lewin en el minirreportaje que me hace el día anterior del programa dijo que no iban a visitar la Fundación ni a hacer ese relevamiento, lo que a mí me parece injusto porque si van a hacer un programa, que hablen con los protagonistas, que son los que están. Eso fue lo único que yo pedí.


—¿Días antes de la emisión del informe, llamó reiteradamente a un integrante de “Telenoche investiga”, sabiendo que él y su mujer buscaban en adopción al hijo que deseaban y no podían concebir, para ofrecerle una beba en adopción, diciéndole que tenía una jueza amiga que podía acelerar los trámites?

—Es una mentira muy grave, sobre todo de una persona a quien yo venía ayudando desde hacía dos años para el tema de adopción. Me pidió más de una vez que le firmara una recomendación personal. En agosto, el Día del Niño, dejaron abandonada en la puerta de la Fundación a una bebé, interviene un juez natural, y a partir de allí existía la posibilidad de que cualquiera que se presentara en el tribunal podía adoptar o no. Le informé a esta persona esta posibilidad de presentarse en el tribunal que correspondía. Cuando se presentó a declarar, dijo que no recibió ninguna presión de mi parte, que el trato conmigo fue muy bueno. Me dijo que se había hecho la investigación y que él no participó porque tenía contacto conmigo. Así lo reveló en la Justicia, que el trato no fue amenazante, que yo le dije: “Que Dios te bendiga”. Y que respetaba el ámbito periodístico. Estar de acuerdo o no es otra cosa.


—Durante el proceso, Ud. habló de varios complots en su contra: un complot de ex empleados, otro de Canal 13 y el grupo Clarín, otro de la Justicia de Morón, otro de Susana Giménez, su ex pareja Jorge Rodríguez y el difunto Rodolfo Galimberti, en venganza por el conflicto que tuvo con ellos. El recuento da más de una decena de complots. Hoy, viendo los hechos en retrospectiva, ¿sigue pensando que hubo esos complots?

—Gente que es enemiga de uno, por un lado o por el otro, puede llegar a tener deseos de que a uno le vaya mal, sin que se pusiera de acuerdo e hiciera una asociación ilícita. Lo que más me importa en este juicio, no es detectar a quién pudo haber favorecido, porque sólo tengo indicios, sino demostrar que la denuncia de abuso es totalmente mentira.


—¿Hubo complots?

—Esas palabras las pusieron otros en mi boca. Sobre todo Juan Pablo Gallego salió a decir que “el padre dijo en el juicio que Susana y el Corcho...”. Yo no dije absolutamente nada de eso, fui narrando históricamente cuáles fueron los pasos que fui dando en mi vida y algunos indicios sin juzgarlos, porque no fui más allá de lo que la prueba me daba.


—Ud. citó a Maquiavelo al decir que el problema no es tener enemigos, sino que ellos se junten y hagan alianzas.

—Tienen un enemigo en común y puede ser que todos hagan fuerza para que me vaya mal, es probable.


—¿Se peleó más veces de las que hubiera debido?

—No me peleé, tuve conflictos defendiendo cosas justas, el bien de los chicos. Si alguien en determinado evento pacta conmigo que va a ir determinado dinero a favor de los chicos, yo tengo la expectativa de construir algo y lucho para que eso esté construido.


—¿El deseo de crecer lo más rápido posible “pactó con el diablo”?

—Nunca. Pactar con el diablo significaría pactar con métodos malos para lograr fines buenos. Pactar con el diablo significaría haberme permitido arruinarle la vida a una persona por el bien de la Fundación, no lo permití tampoco. Yo traté de ser justo por el bien de los chicos, y justo con personas a las que después de haberlas despedido, las ayudé a que se reubicaran laboralmente en otro lado.


—Hard Communications...

—Con Hard Communications traté que lo que yo había interpretado del contrato que equivalía a un edificio, se convierta en el edificio. Cuando logré que ese dinero llegara al edificio que queríamos construir, me quedé tranquilo y la causa siguió por su lado. Creo que eso los lastimó mucho.


—… Galimberti.

—No, porque yo supe después que Galimberti era de la Fundación, recaudaba tres pesos por llamada. De ahí, Carlos Banfield, de Unifon, me ofrece un concurso dentro del programa de Susana y ahí comienzan a aparecer los organizadores del concurso, que son Jorge Rodríguez y apareció también como presidente Jorge Born. Cuando supe que él era el presidente, pensé que era serio, él estaba en Molinos Río de la Plata; imaginaba que podía colaborar también con alimentos a la Fundación. Galimberti fue descubierto por una nota de Página/12 en diciembre de 1997, cuando ya había terminado el concurso. Después, revista Noticias saca una nota en enero de 1998 donde habla de todo este tema y decía que era demasiado el dinero que se juntaba con la recaudación y poco el que le daban a la Fundación. A mí me alertó, y en febrero y marzo de 1998 empiezan mis reclamos. La Nación sacó por julio o agosto de 1998 una investigación que es la que terminó de mostrar el conflicto en su magnitud. Previamente, a partir de lo que leí en Noticias supe, por terceros, cuánto se había recaudado, porque al no haber terminado de cobrar todos los llamados telefónicos no tenía la certeza de cuánto se había juntado.


—En un lustro pasó de la nada a 500 empleados. ¿Creció demasiado rápido?

—En la congregación salesiana, desde que uno es chiquito le van enseñando. Otra cosa distinta es que uno esté al frente. Si volviera para atrás, delegaría más y trataría de pedirles por favor que no hablaran tanto en nombre mío a aquellos que tienen que sancionar a una persona o echarla.


—¿El protagonismo excesivo lleva a la autodestrucción?

—El protagonismo dentro de la obra era parte de un carisma que no es mío, es de Don Bosco.Siempre traté de traer el sistema preventivo de Don Bosco como protagonista de la estructura, lo que le permitió sobrevivir. El protagonismo del fundador deber ser sobre todo al inicio y en la formación del equipo.


—En el informe de “Telenoche investiga” lo acusaron cuatro menores que usaron seudónimos para proteger sus identidades y ocultaban sus rostros. ¿Cuántos y cuáles de estos jóvenes lo acompañaron al programa de Canal 9 para defenderlo en la noche de la emisión del informe de “Telenoche investiga”?

—Por el mandato judicial, no le puedo contestar.


—¿No estaba allí Luis Gutiérrez, por entonces menor de edad, quien lo acusa ahora de diez episodios de abuso sexual en su contra?

—Tampoco le voy a poder contestar: es otro tema judicial.


—En el juicio se dijo que usted hizo regalos costosos a algunos jóvenes. Por ejemplo, a Iván, el menor que lo acompañó desde el hogar del padre Mettone, le regaló una motocicleta. ¿Podía utilizar tan discrecionalmente los fondos de la Fundación?

—Es absolutamente mentira, y nadie lo dijo en el juicio. Si hay algo que pueda llegar a ser útil de las donaciones, todo chico que egresó ha podido recurrir a la Fundación. Más o menos coincide el término del secundario con el egreso.


—Sobre 6.500 chicos, ¿cuántos egresaron?

—A lo largo de los años más de 20 mil chicos pasaron por la Fundación, que egresaron. Una cosa es el interno que vive en la Fundación y al cual se le da todo, comida, casa, se lo prepara para la primera comunión, hay un contacto más cercano, y los chicos externos que vienen a hogares de día o a las escuelas, que son tipo hogar de día; no hay un contacto tan fluido.


—¿Hoy cuántos hay?

—Entre hogares de día y hogares internos, hay aproximadamente 4.500. Internos serán 200. Hay muchos menos internos ahora.


—¿Cuántos había antes del escándalo?

—Algo así como 600.


—Los 20 mil en su mayoría eran externos.

—Por supuesto. La Fundación trabaja sobre todo a nivel externo, trata de prevenir la presencia del chico en la calle. El interno es con el que no queda remedio. Dentro de esos internos hay personas adultas, hay mamás con bebés, mayores que están transitoriamente.


—Al menor Iván Güex usted lo sacó del hogar del padre Elvio Mettone, La Casita de Paso del Rey, y lo llevó a vivir con usted cuando creó la Fundación. El padre Mettone dijo que figuraba en el juzgado del juez Cámpora, que tenía la causa del menor, que iba a vivir con una familia, pero no fue así. ¿Por qué lo hizo?

—Eso no es verdad, no vino ningún chico de mi mano del hogar La Casita a Felices los Niños.


—¿Iván fue privilegiado?

—De ninguna manera. A todos los chicos se les dio la misma posibilidad.


—El juez Meade, que comenzó a investigar la denuncia antes de la investigación televisiva, dijo que cuando visitó la Fundación se encontró junto a su habitación, bastante austera, una “suite nupcial”, donde dormía uno de los menores mencionados en el informe de “Telenoche”. ¿Había allí un sommier, un equipo de audio, aparatos de gimnasia, cuando el resto de los chicos vivía en condiciones mucho más sencillas?

—Es mentira. Lo que había guardado ahí, si lo prendía, volaba el techo: eran equipos del teatro. Se guardaban en ese lugar por un robo que hubo en el teatro y en el comedor, donde había otro juego de equipos. Cada vez que había actos, había que llevar los equipos al teatro. Con respecto al sommier, es mentira absolutamente. Era un lugar donde tenía algunas cosas que después mostramos públicamente con los medios. En el momento que vino el doctor Meade, era lo que yo le estoy describiendo.


—¿Después?

—También.


—En ese lugar dormían menores.

—Previamente había dormido mi secretario en ese lugar, mayor de edad, Mario Fabián Amarilla.


—¿Por qué tenía usted su dormitorio en el pabellón de los adolescentes varones, adonde podía acceder sin ser visto?

—Porque éramos una casa. Si uno lo mira con maldad, lo puede ver como algo incorrecto, pero si lo mira con naturalidad, es una casa de familia. Lo mismo las monjas: vivían al lado de la habitación de las nenas. Había una habitación, y al lado el cuartito de las hermanas, que estaba cada una conectada al dormitorio de las nenas, en Hurlingham.


—¿Ud tenía al frente de sus hogares de niños a un ex policía, Juan Domingo Pérez, que tenía prohibido por la Justicia acercarse a sus propios hijos por violento?

—Yo lo conocía desde que era chico y nunca me pareció una persona violenta. Los temas particulares que tuvo con su señora fueron ventilados en un juicio oral y a él le imputaron una llamada telefónica, nada más, ni un cuchillo, ni pegarles a los chicos. Muchas cosas que se dijeron mediáticamente estigmatizaron más a la familia de lo que la ayudaron. El se fue de la policía bien, incluso pudo reingresar y no quiso.


—¿Maltrató a chicos dentro de la Fundación?

—No hay absolutamente ningún chico de la Fundación que haya dicho que él lo maltrató. Los temas particulares surgieron después, mediáticamente.


—¿Cómo seleccionaba y selecciona a su personal?

—Quinientos empleados que sean todos amigos resulta difícil. Siempre surge alguien conocido del seminario, un ex sacerdote, una ex monja que uno haya conocido que pueda haber sido parte de la adolescencia o de la juventud. Todos los docentes o directivos entraron por sus méritos. Había un gabinete de selección donde se trataba de ver si no eran aptos para trabajar con chicos.


—Pero entonces, ¿cómo se explica que docentes, directivos y empleados de distintos sectores lo hayan denunciado por delitos aberrantes?

—Si lo hubiéramos reporteado a Jesús, le habríamos dicho “elegiste doce apóstoles y uno salió en contra tuyo”. El miró la parte buena. Seguramente, Judas tenía muchos aspectos buenos, dicen que amaba mucho a los pobres, que era una persona comprometida, pero en cierto momento se dejó tentar por 30 monedas. Esto puede pasar en cualquier momento.


—¿A qué atribuye que la propia directora de la Casa de Bebés de la Fundación, Laura Antonazi, ex esposa del mencionado comisario Pérez, dijo en el juicio que usted era distante y “sólo se acercaba a los chicos cuando estaban las cámaras cerca”?

—Con ella yo tenía una excelente relación hasta que habló por televisión. Era para ella un sacerdote, confesor, confidente, persona cercana, pero después, cuando habló de mí, dijo cosas que no se condicen con la realidad. A los chicos los he querido de todas las maneras que pude y mi manera de mostrárselo fue trabajar por ellos todo el día.


—...

—No son tantos los que salieron a decir cosas injustas y mentiras en comparación con la gran cantidad de gente que pasó. Se me podría decir que no pasé tanto tiempo en el hogar viendo crecer a los chicos, acompañándolos, jugando al fútbol con ellos, como en otras etapas, porque mi vida era trabajar, buscar fondos, como un papá que está mucho tiempo fuera de la casa y parece en imagen que es indiferente a los hijos. Pero cuando entraba a Casa de Bebés los chicos se colgaban de mí porque me sentían un papá. Son chicos con mucha carga afectiva, porque siendo tan chiquititos, sin referentes cercanos, en seguida ponen a quien llaman padre como un papá. Me extraña que diga eso, sobre todo de los chiquitos de Casa de Bebés.


—¿Por qué nunca se quiso someter a pericias aquí en Buenos Aires y sí aceptó hacerlo en El Calafate, donde también tiene una causa por abuso sexual?

—Quería hacerme las pericias en la Corte Suprema de la Nación porque para esa causa que estaba en El Calafate me despertó desconfianza de parcialidad el ámbito en que se me ofrecía hacerlas. El juez de Río Gallegos, Santiago Lozada, pidió que se me hicieran las pericias en la Corte. Pero el secretario le dijo que tenía que hacerlas en la jurisdicción. Tuve que viajar hasta allá y en segunda instancia hacerme las pericias en un lugar desconocido. También me despertaron desconfianza ciertas actitudes que vi en la sede pericial, y mis abogados me recomendaron que no las hiciera en Morón. La segunda vez que fui a la Corte de provincia habían propuesto hacer pericia a los videos y a los reportajes gráficos. Periciarme a mí desde lo que aparecía en un video.


—Fue Ud. quien no aceptó.

—Cuando fui a La Plata, fue por eso, pero me negué a ese tipo de pericias. En Morón, años antes había visto elementos que me parecía que podrían mostrar cierta parcialidad, y lo evité. Yo quería hacerme pericias, y las quise hacer en la Corte Suprema de la Nación, donde no conozco a nadie, pero que me pareció un ámbito de imparcialidad.


—Los peritos del sur fueron testigos en su juicio y refrendaron aquella pericia. Sergio Bonotto dijo que en los exámenes Ud. demostraba escalas altas de distintas características del delincuente sexual. Enio Linares, presidente de la Academia de Medicina Legal y Ciencia Forense, fue aún más allá.

—Enio Linares me hizo una pericia de mis lunares y los pelos del pecho. No puede hablar psicológicamente de mí. Me causó espanto, porque en el momento que le hicieron la nota ni me conocía. Después vino como perito médico para verme los lunares y los pelos del pecho, y terminó hablando de rasgos de mi personalidad cuando, prácticamente, no crucé palabras con él.


—¿Cuál fue el balance?

—Tuve que luchar con los peritos para convencerlos de que el celibato no es algo anormal, porque ellos lo consideraban anormal, así me lo dijo el licenciado Mendicoa. Fui a hablar con el juez y le dije que notaba cierto prejuicio con respecto al celibato y que me parecía que podía condicionar las pericias, porque si para ellos el celibato es anormal, van a concluir que yo soy anormal porque soy célibe. Segunda cuestión: dentro de los estudios que hicieron se negaron a hacer la mitad de los que mandó a hacer el juez, se conformaron con dos o tres, y me dieron bien para lo que ellos buscaba, que era parafilia, ni pedofilia, ni homosexualidad ni ningún tipo de desviación sexual. Tampoco vieron una personalidad impulsiva, porque la gente impulsiva no se domina a sí misma; tampoco vieron una personalidad antisocial; el antisocial que tiene rasgos psicopáticos es la persona que está encuadrada dentro del ámbito delictivo. Son los elementos que seguramente buscaría un perito en este tipo de denuncias. Ahora, que me hayan comparado con un test que les hicieron a 90 presos, de los cuales la mitad eran delincuentes sexuales, y sabemos que dentro de lo que son las comparaciones estadísticas no solamente hay que buscar que hayan cometido un delito sexual, sino que hay que comparar la misma edad, si la persona tiene un estudio profesional, de qué cultura es, etcétera. Viendo todos esos ítems, nos dimos cuenta de que me estaban comparando con dos personas, y el autor de ese estudio, que se presentaba como comparativo, había pedido que no se usara para pericia. Las estadísticas que se han hecho para elaborar tests como el de Bender, que fueron aproximadamente 1.200 casos, o el de Rorschach, que se hizo sobre 2.700 muestras, para hacerlo en India y Gran Bretaña volvieron a estandarizarlo, porque no es lo mismo hablar de un indio que de un inglés. Y volvieron a hacer dos mil y pico de cada país, creo que en Inglaterra hicieron 3.200 de muestreo. Y me vienen a comparar con dos personas para, simplemente, poner una frase intencionalmente fuerte dentro del test, donde dijeron que “posee elementos similares a estudios realizados sobre delincuentes sexuales”.


—Su pericia lo describe como una persona de “escasa habilidad para percibir las necesidades de los demás, que genera en ocasiones un excesivo autoritarismo, un comportamiento irritable y carente de amabilidad, que tiene un sentido elevado de sí mismo y es viable que manifieste conductas arrogantes y desconsideradas”. Agrega que personas como Ud. “se esfuerzan por causar una buena impresión en el otro (deseabilidad), se someten a los deseos ajenos para obtener afecto (dependencia), tienen una conducta perfeccionista y controladora, aunque detrás de esa fachada de decoro exista ira y sentimientos violentos (compulsividad)”.

—Lo que ahí están haciendo es el cliché que corresponde a los rasgos compulsivos dependientes o narcisistas. No encontraron eso en mí, están describiendo, sacado de libro, lo que significa cada uno de los rasgos. Lo que yo puedo responder, primero, para ver qué mal enfocaron sobre mi persona, es si alguien puede decir que yo sea dependiente. Las personas dependientes dejan hacer a los demás, son pasivas, delegan y no organizan. No soy yo. Por otra parte, narcisismo puede haber malo o bueno, y a mí me dio inferior al número patológico. Todos los que somos emprendedores o fundadores tenemos una carga narcisista positiva que permite emprender, y por otra parte, con tanto ataque a mi persona, hay un constante tratar de levantase, de mejorar la autoestima, y lo pueden catalogar de una excesiva autoestima, o puede ser de alguien que, atacado como soy atacado en mi mismo ser, pueda mostrar una reivindicación constante del yo. Lo peor de los peritos es esa comparación lombrosiana que hacen. Si tenés las orejas, o la nariz o la mandíbula de tal manera sos un delincuente.


—¿Por qué lo hicieron?

—En los papeles no hay una imagen tan adversa. Si uno los mira fríamente, los tests me dieron todos bien. Creo que esta gente pudo haber estado influida por una cuestión de imagen pública generada a partir de toda esta exposición. No puedo llegar a decir si alguien les dijo que pongan el dedo en la balanza para que sea negativo. No lo sé, pero sé que sin haber encontrado nada malo, y habiendo encontrado cosas buenas, las dijeron retorcidas como para que parezcan malas.


—¿Cómo paga el alquiler de la quinta La Blanquita, donde vive, frente a la Fundación, en Hurlingham?

—Yo no pago nada, ése es el lugar donde trabajo, yo vivo en San Justo. Para poder trabajar por la Fundación era necesario que estuviera cerca. Inicialmente, comencé a trabajar dentro de una estación de servicio; tenía que recibir donantes, llamados telefónicos eran todos por celular, un gasto tremendo, y lo único que había cerca del lugar era una quinta de la que uso solamente la oficina y el lugar de depósito para trabajar. Cuestionan en la fiscalía de Morón que ese no haya sido un gasto para la Fundación. Pero la Fundación, inicialmente, puede haber gastado en ese alquiler porque me necesita a mí como fundador para llevarla adelante.


—¿Fue procesado por administración fraudulenta hace días, por haber usado fondos de la Fundación para sus gastos particulares?

—No hablan de administración fraudulenta. Lo asimilan a un peculado como que no entienden por qué la Fundación tiene que pagarme una oficina. El juez de primera instancia dijo que no era ningún delito: que yo trabajara para la Fundación y tuviera la oficina cerca es lo más lógico y necesario.


—El último de los denunciantes, Luis Gutiérrez, relata diez episodios de abuso sexual que usted niega. ¿Cómo explica que haya podido recordar detalles de su cuerpo desnudo que verificaron los peritos en el juicio?

—Hubo una pericia en la que quisieron ver determinadas características físicas que obraban dentro de una denuncia. Terminaron mostrando que las descripciones que se hacían eran mentira, salvo de mi torso, que lo podían haber visto en alguna ida a la pileta. Pero el resto, de la cintura para abajo, era totalmente mentira, y así quedó demostrado dentro de la pericia. Eso fue contundente y, por supuesto, dicho hacia afuera por el querellante, como si hubiera sido algo que salió en mi contra. Tanto el perito de parte como el oficial lo admitieron, salvo lo que dijo Linares, que fue totalmente fuera de lugar y fuera de la realidad.


—Acusó a varias personas de querer quedarse con la Fundación, pero luego se desdijo. ¿Estela de Carlotto y, por separado, Luis D’Elía se quieren quedar con su Fundación? ¿A quiénes se refirió?

—Estas palabras no las dije yo. A mí no me consta que quieran quedarse con la Fundación. Tanto Carlotto como D’Elía tienen posibilidades, si quieren, de hacer obras hasta más importantes; no necesitan quedarse con un determinado lugar.


—Estela de Carlotto, como presidenta de la Comisión de Seguimiento de la Convención Internacional de los Derechos del Niño, dijo que si se les diera a las familias $ 2 mil anuales y se invirtieran los otros mil pesos en un trabajador social para el seguimiento, se resolvería el problema de las grandes instituciones sin control.

—No es eficaz ni educativo darles dinero no ganado a las familias, porque cuando se da semejante cantidad de dinero por el solo hecho de tener a los chicos, genera una obligación por parte del Estado de darle dinero a toda familia que tenga un chico. Lo que tiene que tener cada familia es trabajo. Cuando han egresado chicos con subsidios del Estado, lamentablemente, vuelven a la calle porque los problemas no son solamente económicos, a veces son de disfunciones familiares que no se solucionan con dinero. ¿Cómo hace con más de 500 chicos que atender? Tendría que haber una cuadrilla de gente, asistentes sociales, psicólogos, manteniendo relación con esa familia, lo cual no es práctico. Lo que hay que fortalecer son las escuelas, que son lo más cercano a la vida de los chicos. Si fortalecemos las escuelas y son ellas las que pueden controlar a esas familias con gabinetes psicopedagógicos y cuando el chico empieza a faltar ir a la casa, ver los motivos de la ausencia y que tengan planes para poder fortalecer a esa familia... Porque puede ser un problema habitacional, de un padre alcohólico, golpeador... Cuando ellos cuentan con esa posibilidad, el problema se soluciona. Se recurre a juzgados que están muy lejos de cada casa.


—En el Hogar San José Obrero de Chacarita se quiso suicidar un chico de ocho años ahorcándose con un cable. El propio obispo de Belgrano, monseñor Benites Astoul, hizo la denuncia, y la jueza Rustan de Estrada y el defensor Marcelo Jalil sostienen que “reinaba la ley de la selva”, que los chicos mayores abusaban sexualmente de los más chicos, que había chicos enfermos sin tratamiento, castigos duros, que los de todas las edades y sexos estaban mezclados. Las irregularidades, según el expediente, comienzan en 2003. ¿Qué pasaba allí?

—Están mal informados también. Primero, no hubo ningún chico que se haya intentado suicidar. La maestra lo llevaba a su casa el fin de semana y le dijo: “Como te portaste mal este fin de semana, no te llevo a casa”. Y el chico le dijo: “Si no me llevás a casa, me voy al cielo”. E hizo un gesto con una soga. A ese chico le hicieron pericias, y no tiene rastros de abuso. Con respecto a que se mezclaban los chicos con las chicas, la única manera de mantener a los grupos de hermanos juntos es tener hogares mixtos, porque el gran problema que tenemos con los hogares de varones y de chicas es que los grupos de hermanos, por ejemplo, de tres varones y dos nenas, a uno lo mandan a una localidad y a otros a otra. En la Fundación siempre tuvimos hogares mixtos. Eso no quiere decir que duermen todos en la misma pieza; hay sectores de nenas y de varones separados hasta físicamente. En la calle hay liderazgo natural de los más grandes que son muy duros. Las ranchadas son conformaciones naturales donde viven los chicos, en vagones, en ex restaurantes, en lo que sea, donde ellos se organizan y tienen sus propios líderes. El que no acepta el liderazgo se va a otro lado. Sacar un chico de la ranchada de un día para el otro cuesta muchísimo, se va trabajando, se va ayudando a los chicos para salir de la situación que no es de una sociabilidad... que no es la de una familia, para llevarlos a una mejor situación. Inclusive el aspecto sexual que provoca horror en ciertas personas; primero veamos lo que significa la madurez de un chico que vive sin familia, entre los autos, que se den cuenta de que no es sólo cuestión de hambre, de buena ropa y de educación, sino que hay costumbres que traen los chicos de la calle que no se sanan tampoco de un día para el otro y que requieren de mucha paciencia y de mucha espera. Cuando se ventilan así en grupo estas cuestiones dicen que la calle es la ley de la selva. Acá, cuando uno les ve el rostro a los chicos, no puede ser lo que están diciendo de ellos. En ciertos momentos caen en determinadas cuestiones, pero cuando se los va acompañando, salen. No se logra eso estigmatizándolos, culpándolos, sino trabajando con la sanidad interior.


—¿Qué hizo la jueza?

—Creo que la decisión fue extemporánea, mínimamente. Coincide con el final del juicio, coinciden muchas cosas. No puedo interpretar por qué en un momento en que el hogar estaba en una situación de mucha normalidad, que había presentado un informe muy bueno el Consejo de Defensa de los Derechos del Niño, Niña y Adolescentes... En febrero dijo que la Fundación en Chacarita estaba en condiciones de seguir adelante mejorando unas cuestiones edilicias, pero estaba bien. De repente, a los dos meses, explota esta bomba que fue totalmente sorpresiva.


—Usted siempre dijo que no se imaginaba una condena. ¿Qué hará si finalmente tiene que ir a la cárcel?

—Sería un hombre inocente en una situación durísima de soportar. Lo que ve en el juicio, desde las pruebas, es que se demostró mi inocencia.


—Podría contribuir a mejorar la cárcel que le toque.

—Es cuestión de vocación. Don Bosco comenzó trabajando en las cárceles, y sintió que no era lo suyo, que tenía que llegar antes. Mi trabajo también es preventivo. Estoy bajo la tutela de Dios, y él me dirá por qué y para qué tengo que vivir esta situación. Estoy en sus manos para lo que diga. No creo que Dios me esté buscando un mal. Estoy en manos de los hombres en la Justicia, y en manos de Dios en mi espíritu.


—Dijo que “una detención injusta es como vivir dentro de un cajón y que lo entierren en vida”. ¿Hay riesgo de fuga, como advierte la Fiscalía?

—Me parece que el fiscal que dijo eso no me entendió durante los nueve meses que me vio.


—En un hecho inédito, la semana pasada el cardenal Bergoglio hizo leer un texto donde apoya la acción de la Justicia en este episodio. Esto, sumado a que la denuncia la hizo un obispo, ¿lo deja definitivamente solo?

—Yo habría hecho lo mismo, y también habría apoyado a los miembros de la escuela, como lo hizo el cardenal. De lo que él no habló, y algunos lo ponen en su boca, es de abusos. Tampoco habló de mí, tampoco dijo que esto sea una denuncia, sino una presentación. Ciertos medios mintieron mucho, de acuerdo con el medio que sea, lo tira para su lado. Clarín lo hizo a su favor y también dijo que esto fue una denuncia de monseñor Benites Astoul, y solamente fue una presentación. Yo hablé con el cardenal Bergoglio y me dijo, primero, que no me soltó la mano, como algún medio había dicho, que está a mi lado como siempre, y segundo, que este tipo de aclaración que hizo el Episcopado nada tiene que ver conmigo.


—¿Cuándo fue?

—Antes de ayer (por el sábado 23). Me lo dijo respondiendo a una publicación que hablaba de que “Bergoglio le soltó la mano al padre”. Para nada. Yo tengo una relación muy buena de hace muchísimos años. Con él hablo con el respeto debido por ser obispo, pero también con confianza, le cuento de mis proyectos y de mí, pero no como confesor.


—¿Por qué visitó en secreto a monseñor Laguna que estaba citado como testigo en el juicio en su casa particular? ¿Por qué el funcionario de la Fundación Fabián Amarilla, que lo acompañó, lo negó en el juicio hasta que el fiscal Alejandro Varela dijo que lo había visto entrando cuando iba a llevarle una notificación al ex obispo de Morón? ¿Y qué iba a pedirle a Laguna?

—No es así. Lo que preguntó el fiscal era dónde estuvo tal día, pero hablaba de otra fecha, le estaba preguntando de una semana después de que yo hubiera ido a visitar a monseñor Laguna. Nosotros habíamos andado por ahí porque tuve una mediación con, creo, un diario en una mediadora que está ahí cerca. Además, quien crea que a Laguna le pueden hacer cambiar una declaración no lo conoce. Monseñor Laguna fue quien más me ayudó porque permitió desarrollar el proyecto de Felices los Niños y en los peores momentos estuvo presente, porque como padre supo darme la luz necesaria para guiarme y siempre con afecto. Monseñor Luis Guillermo Eichhorn, mi actual obispo, es un verdadero padre, me acompaña y me cree. Para mí eso es más que importante.


—El filósofo francés Georges Bataille en su tratado sobre el erotismo dedica largos capítulos al erotismo místico del rezo y el, literalmente, enamoramiento de algunas monjas por Jesucristo, retratado en una célebre escultura de Bellini oportunamente censurada por la Iglesia, donde la religiosa tenía en su rostro una expresión de éxtasis. ¿Las monjas pueden enamorarse de Jesús y los curas no sin ser homosexuales?

—No tiene que ver con el amor pasional. El amor pasional, si se pone dentro de lo religioso, es equívoco. Nosotros tenemos un amor místico, un amor espiritual. Si entendemos que el hombre es cuerpo y espíritu, la relación que estamos teniendo con Dios es espiritual.


—¿Por qué las monjas de su Fundación son mayoritariamente guatemaltecas?

—Hay una congregación, con un crecimiento explosivo en Guatemala, que tuvo fundaciones o misiones en todo el mundo. Uno de los lugares en que se instalaron fue Tucumán, donde, a través de un sacerdote, las conocí y vinieron a trabajar a Chacarita. Hemos tenido españolas, italianas, incluso las congregaciones más viejas tienen ya personas autóctonas.


—Conoce el caso del célebre rabino Marshall Meyer, a quien en la Argentina de hace dos décadas se le destruyó su carrera por haber sido acusado de seducir adolescentes.

—No lo conozco.


—Los rabinos son motivados a casarse casualmente para protegerlos de esas acusaciones.

—El problema de los abusos sexuales no está relacionado con que una persona sea soltera, casada o célibe, porque los abusos intrafamiliares son más numerosos que las denuncias de abusos de sacerdotes. Es una cuestión de desequilibrio interior de quien lo comete, de falta de control de alguna enfermedad que lo ha llevado a quedarse detenido en alguna etapa de la vida y que lo hace victimizar a niños y adolescentes, o bien que sean personas que han sido abusadas de pequeñas y que repitan la actuación con otras personas.


—¿Conoce el resonado caso de la orden de Legionarios de Cristo en México, cuyo creador, el padre Marcial Maciel, les decía a los chicos que tenía una dispensa papal para ser masturbado por ellos?

—Supe que tuvo un proceso que la Iglesia avaló sobre temas de abusos de menores, y la Iglesia lo sancionó y terminó recluido hasta el resto de sus días.


—¿Practicando dibujos de árboles y personas bajo la lluvia, guiado por uno de los peritos forenses más prestigiosos, antes de hacer la pericia psiquiátrica en Santa Cruz?

—Esa es una mentira que dijo Juan Pablo Gallego. Está hablando de un psiquiatra forense que yo vi en una sola ocasión y que nunca más trabajó para mí dentro de las pericias.


—En un reportaje de PERFIL dijo que se analizaba con un sacerdote que a la vez es psicoanalista. ¿Cómo se conjuga psicoanálisis y sacerdocio cuando Freud explícitamente escribió que la Iglesia Católica, por el celibato, era una fábrica de neuróticos?

—Nadie en este momento sigue a ciegas a Freud. El psicoanálisis no es malo, yo hablo de hacer terapia, no de psicoanálisis freudiano puro.


—¿Continúa?

—Sí. Para mí, como sacerdote, es la mejor guía, sobre todo por el momento que estoy viviendo. La psicología tiene su lugar para ayudar a una persona a vivir una determinada circunstancia, y el elemento religioso tiene el otro lugar. Ambos no se pueden confundir, pero se pueden complementar. Para un sacerdote que vive constantemente en la cruz, pero a la vez en una situación de reactivarse constantemente, qué mejor que hacerlo desde la fe y desde una sana psicología.

TERAPIA. Grassi se analiza con un sacerdote que, a la vez, es psicoanalista. ''Es la mejor guía'', dice.
TERAPIA. Grassi se analiza con un sacerdote que, a la vez, es psicoanalista.
''Es la mejor guía'', dice.


—¿Alguna vez se identificó con el protagonista de “El proceso”, de Franz Kafka, en el que el hombre muere sin saber por qué es condenado?

—En una declaración indagatoria, yo había reclamado una serie de situaciones que me parecían irregulares, como lego en la materia, y la fiscal me preguntó si había leído El proceso, de Kafka. Le dije que no, y me dijo que lo leyera.


—¿Lo leyó después?

—Sí.


—¿Se sintió identificado?

—En parte sí, pero no espero ese final.


—Dijo que su filósofo preferido era Henri Bergson, Premio Nobel de Literatura 1927 por su ensayo sobre la risa, pero Bergson será un evolucionista darwiniano. ¿La Iglesia debería reconciliarse con Darwin?

—La Iglesia puede reconciliarse con Darwin. El evolucionismo no se lleva de patadas con la creación. Santo Tomás hablaba de un motor inmóvil del inicio de toda la creación, decía que cualquiera sea la forma que le demos a la creación, si vamos para atrás nos vamos a encontrar con el primer empujón, lo que no podemos negar es al creador. De ahí en adelante, que el creador haya utilizado la evolución para que nosotros lleguemos a donde estamos no significa que nuestro inicio haya sido un animal, puede haber sido un primate, con menos evolución, pero un ser humano al fin.


—Sin Adán y Eva.

—La teología que nosotros estudiamos habla de los géneros literarios que usó el autor del relato para decir que Adán es el hombre y Eva la mujer, pero no una mujer y un hombre, y la verdad histórica del inicio del paraíso la vamos a conocer cuando Dios nos la revele cara a cara. Cuando yo estudié Teología, entre 1984 y 1987, nadie me formó para rechazar el evolucionismo, ni tampoco para afirmarlo como una teoría que podía darme la clave del inicio de la creación.


—¿Usted cree en la teoría de Darwin?

—Es una teoría adecuada para explicar la evolución del hombre y que, científicamente, ha tenido elementos que han demostrado que el hombre fue evolucionando. Eso no niega que haya habido un paraíso.


—Cree que es correcta.

—Por lo menos el espíritu de la teoría, que puede ser mejorada por nuevos descubrimientos.


—¿Los medios que empujaron su carrera al principio después le dieron el empujón en sentido contrario?

—No fueron “los medios”. Creo que inicialmente, fueron en su mayoría objetivos al principio, salvo Canal 13 y Clarín, que tomaron una posición cerrada en contra. Sí puedo decir que cuando el medio de comunicación se introduce en el campo de la justicia lo excede, y creo que hubo injerencia por parte de Telenoche investiga en el ámbito judicial. Formaron prueba, y creo que armaron esta causa. Pero ésos no son “los medios”.


—Pero hoy en día, ¿los medios tienen una mirada más cercana a la crítica que al elogio?

—Cualquier persona que estuviera acusada de los terribles delitos que me acusan sería mirada de la misma manera.


—Me refiero a que su ascenso se produjo con sus denuncias en los medios contra un pai umbanda en Paso del Rey, al que acusó de captar menores para su secta y de violar a una preadolescente de trece años. Usted comienza su fama con esta denuncia, y pierde toda su credibilidad por una denuncia del mismo estilo.

—El pai umbanda que murió no fue denunciado por mí. Ya estaba preso desde el año 1992 cuando en un programa de televisión conté que en Paso del Rey había un pai que estaba acusado y preso por haber descuartizado a una chica de nombre Liliana.


—Y violado.

—Los que la habían violado, supuestamente, eran otros adeptos a la secta. Yo nombré al pai.


—Había delito sexual.

—Creo que dentro del ritual había pasado algo así, pero lo más grave y más terrible, comparable con lo de Brasil, era el descuartizamiento, que fue lo que llamó la atención por la violencia que se había desatado en esa secta de Brasil. Nombré ese caso y de pronto vinieron todos los medios a preguntarme como si yo lo hubiera denunciado, lo que provocó una confusión muy grande. Pegado a eso vinieron los Niños de Dios que fue, meses después, otro tema de sectas que se había planteado en la Argentina. Y todos me preguntaban a mí sobre el tema de sectas.


—¿Reflexionó sobre la paradoja de haberse hecho famoso denunciando a un pai umbanda y años después ser Ud. quien por una denuncia similar...?

—Reflexioné otra cosa: ¿qué derecho tenía yo a decir, casi asegurando, que ese pai era culpable si la Justicia tenía que decirlo? En eso unifiqué una punta y la otra.


—¿Comprende más al pai?

—Sí.


—¿Qué pasó con el pai?

—No terminó condenado, me parece. Creo que no encontraron elementos necesarios y la causa se archivó. En ese momento yo seguí lo que también ahora está pasando conmigo. Cuando la gente ve que una denuncia es muy fuerte, le hace pensar que el denunciado es semiculpable.


—Usted gozaba del beneficio de la denuncia porque lo hacía famoso.

—Yo no era el denunciante, era el portavoz de una noticia que ya había sido publicada.


—Quizá si hubiese viajado al futuro habría actuado distinto.

—La vida hace madurar y pensar las cosas diferentes. Frente a tantos casos que aparecieron televisivamente, yo también hice un juicio rápido. Ahora, viviéndolo como acusado, pienso que el principio de inocencia no es solamente que a uno lo tienen que considerar inocente hasta tanto se demuestre lo contrario.


—¿Cree en el destino?

—El destino no existe. Los rumores, los chismes y nuestros juicios rápidos tienen que dar lugar al trabajo lento de la Justicia. De la Justicia o de la realidad que se conoce lentamente.


—¿Hay algo que yo no le haya preguntado y desee agregar?

—Uno de los santos de la Familia Salesiana, Santo Domingo Savio decía: “Antes morir que pecar”. Parafraseando su lema yo también le aseguro que “preferiría morir con la peor muerte antes que dañar a un niño, no sería capaz de semejante aberración y repugnante delito”.

''Preferiría morir con la peor muerte antes que dañar a un niño'', dice Grassi.
''Preferiría morir con la peor muerte antes que dañar a un niño'', dice Grassi.

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E N C U E S T A
Padre Grassi:
¿Inocente o culpable?




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