Noticias

—En la última semana las partes contrarias hicieron las réplicas a lo que alegó mi Defensa, y luego ésta hizo las dúplicas, que son las respuestas a las réplicas. La Fiscalía alegó que mis abogados tiraron fuegos artificiales, cosa que no es verdad, porque mientras que el fiscal Varela basó su acusación en creer los testimonios de los denunciantes a ciegas, sólo apoyándose en una pericia que dice que los dichos son verosímiles, mi Defensa trajo un camión de pruebas contundentes a analizar, sean documentos, testimonios o pericias.

También el fiscal criticó a mi Defensa porque supuestamente se trató de mentirosos a los denunciantes. No fue así, pero, ¿qué pretendía que digamos? Las acusaciones son mentira, y las personas que acusan son mayores de edad, denunciaron y declararon siendo mayores bajo juramento, es lógico que digamos la verdad y lo contrario quede en el campo del falso testimonio.

Se quejó el fiscal que mis defensores habían criticado la instrucción de la causa en la primera etapa. ¿Y cómo no nos vamos a quejar si tomaban muchas declaraciones fuera del horario judicial a propósito para que no participaran mis abogados? Porque en la primera etapa no le avisan a la Defensa cuando llaman a los testigos. Si la Defensa está en la Fiscalía, pasa y participa. Si no está, "que siga participando", como dicen los chicos. Por esa razón pusimos un abogado de guardia en horario de Tribunales, o sea de 7 a 13, pero los fiscales llamaron testigos a las 16, a las 22, sábados y hasta domingos, y eso está muy mal, porque viola el derecho a defensa y, si lo hacen, es porque están armando una causa.

¿Algún proceder le llamó la atención?

—Lo peor que hemos criticado es que el fiscal general, Federico Nieva Woodgate, quien debe tener objetividad en su rol de promover y ejercer la acción penal y no absolver o condenar a priori, prejuzgó diciendo en un reportaje que yo "iba rumbo al cadalso". Esto marcó una tendencia que se cristalizó en una persecución inaudita durante todo este proceso, y un fiscal como Varela, con el que esperaba discutir pruebas y testimonios, terminó siendo uno más.

¿La conducta de los denunciantes?

—Me molestó mucho ver al fiscal Varela guiar a un denunciante en la ubicación de las acusaciones. Lo fue llevando por diez situaciones para que las ubicara en el tiempo y espacio. Cuando le tocó el momento a mi Defensa, le dijeron al joven acusador que repitiese por sí mismo lo que el fiscal le fue guiando, y no pudo hacerlo. Una vergüenza.

En el caso del segundo denunciante pasó algo similar. El dr. Varela trató de hacerle ubicar su denuncia y no le resultó, porque el joven la ubicó tres días después de ir a un programa de Raúl Portal, y resulta que en esa fecha el muchacho ya no estaba en la Fundación Felices los Niños.

¿En los acusadores hubo alguna contradicción?

—Durante el interrogatorio del tercer acusador, el joven destruyó la acusación a la Fiscalía ubicando la situación denunciada férreamente en invierno, cuando en la primer vez dijo en enero (verano), la segunda en otoño y en el juicio oral, después de vacaciones de invierno. Le preguntaron y le repreguntaron para que volviera a decir lo que había dicho antes, porque en la época en que este muchacho ponía el supuesto abuso era después de haberse ido de la Fundación. En un momento el fiscal perdió la paciencia y le dijo directamente: "Vos estuviste de febrero a abril en la Fundación"... Y es así que lo asesoró públicamente. Esta es la total falta de objetividad.

¿Usted cómo ve el final del juicio?

—Veo la absolución basada en mi inocencia, en la inexistencia de los hechos que me imputan, en la gran cantidad de pruebas aportadas que lo corroboran y en la ausencia total de elementos de cargo a lo largo del debate. Si hay justicia, voy a ser absuelto. Mi última palabra será reconciliación, y la primera acción después del juicio será comenzar a reconstruir la Fundación Felices los Niños.