Novedades del Juicio

El lunes 16 de marzo declaró un perito psiquiatra en el Juicio al Padre Julio César Grassi.

Se trata del médico legista y psiquiatra forense Eduardo Mauricio Espector.

Mirada ética

El mismo realizó la pericia Psiquiátrica al denunciante Al en la Causa de El Calafate y en la de Morón. No profundizaremos en detalles de este examen ya que en esta página evitamos el amarillismo de entrar en la intimidad de denunciantes, que si bien mienten, merecen el respeto por el rol que tienen en el Proceso y porque se habla de supuestas situaciones abusivas ubicadas en su adolescencia. En el caso de la Causa de El Calafate cuando Espector hizo la pericia el denunciante de Buenos Aires (Al) negó totalmente que haya habido abusos en la provincia de Santa Cruz.

Mirada subjetiva y con lentes ahumados

Igualmente, según el relato de Eduardo Espector, las peritos oficiales de Río Gallegos: Dras. Malizia y Rubins habían perdido la objetividad esperable en un estudio de esta importancia. A tal punto fue esto que, al llegar Espector éste fue reconocido por la Dra. Malizia quien lo saludó afablemente por conocerlo de haber trabajado juntos en el Hospital Italiano. Luego de los saludos cordiales, Malizia le cuestionó duramente al perito de parte: - “No entiendo como justo vos venís a defender a Grassi…”

A lo que Espector respondió: -“No vengo a defenderlo, soy su perito”. A partir de allí el médico se dio cuenta de la parcialidad y el trato extraño que le brindaban las profesionales del Sur. “Parecía que tenían un esquema prefijado en la cabeza y querían simplemente dejarlo asentado por encima de cualquier realidad  que les aparecía a la vista”.

2+2=4

Le quedó claro al perito Espector que Al no tenía rasgos de haber sufrido abuso sexual sino maltrato infantil por parte de una familia “disfuncional”. Lo demás es letra del informe que no transcribiremos. Las peritos no pudieron demostrar lo contrario sino más bien trataron de bajar teorías de libros sobre la realidad queriendo imponer la hipótesis del hechizo para justificar que este joven defendiera al padre Grassi hasta casi los 24 años, y dos meses antes de cumplirlos lo acusara tal cual si fuera un niño que se sincera. Esto lo hacía luego de haber denunciado en una Comisaría de Capital Federal dos meses antes que gente de Canal 13 lo había amenazado para que acuse al sacerdote.

Hechizada

El hechizo, según Espector no es sino la seducción en la que quedan atrapados los niños en los abusos intrafamiliares y nada tiene que ver con un muchacho grande con plena capacidad para rechazar o decir que no a una arremetida sexual, aunque venga de un referente mayor. La Dra. Rubins, hechizada por el hechizo insistió hasta el cansancio con esta mirada totalmente extrapolada de realidades ajenas a Al. Para Espector el denunciante JAMAS PODRIA HABER SIDO HECHIZADO.

Media falta

La hora de Juan Pablo Gallego llegó, aunque tarde. El mediático abogado llegó media hora tarde a la audiencia. Entró como si nada, vulnerando todo protocolo en un Juicio, y mientras el testigo estaba hablando comenzó a enchufar su computadora portátil, hacía ruidos con la silla y distraía con sus movimientos. Estaba más excitado que otras veces. Tenía movimientos rápidos y hablaba con mayor fluidez y locuacidad. Lo que no mejoró es el nivel. Tal vez creyó que tuvo un gran día, porque del primer bloque (que para él duró media hora menos) salió vociferando:-“¿Qué creían, que sentarse a declarar es una fiesta?... No, no les va a ser tan fácil”. Esto lo decía ante la mirada de su admirador (único de su Club de fans) Dr. Jorge Calcagno Quijano.

Los libros no muerden

Cuando le tocó preguntar a Gallego arremetió contra Espector para desestabilizarlo:

-“Dígame señor: usted puso en la pericia como cita a Grossman R… ¿Me puede decir en qué parte de su texto están las palabras del libro que citó?

Espector le explicó que está en toda la pericia ya que reflejaba todo lo que él pensaba.

Gallego aumentó la apuesta:

-“También agrega el título del libro: Maltrato al Menor, que fue publicado en 1998 en Editorial Sudamericana.”

-“Sí”, respondió Espector.

-“Lamento decirle Dr. Espector que ese libro NO EXISTE y por lo tanto nunca fue publicado… por lo que le voy a pedir después de su declaración la detención por haber mentido en la audiencia.

-“Señor Presidente, dijo el Dr. Espector mirando al Tribunal, el abogado querellante me está amenazando y eso condiciona mi testimonio”.

El Tribunal advirtió a Gallego que no siguiera prometiendo medidas y que si oportunamente las quería solicitar lo tenía que hacer al final de la audiencia…

Gallego no escuchó. Estaba autista. Siguió con su maltrato planeado, redobló la apuesta y le hizo alusión a otra cita:

-“Dr. Espector: Dígame, usted también citó a tres autores: Ortega, Monasterio y Pold, autores de un libro que pone en la pericia… ¿Me puede decir de qué se trata el libro?”

El médico, bastante apabullado, le contestó:

-“Sí, es un autor español llamado Ortega-Monasterio. Escribió un tratado de Psicopatología Jurídica y Forense…”

Con cara de “inquisidor”, Gallego le repreguntó:

-“Y Pold, ¿qué escribió?”

Espector no sabía si el Dr. Gallego se había puesto romántico y estaba pensando en Poldy Bird, pero no reconociendo ese nombre le dijo que no se acordaba de ningún Pold.

Esto energizó y agrandó más a Gallego quien volvió a jurarle la detención por inventar una cita…

-“Lamento informarle Dr. Espector que este libro tampoco existe”, latigó gritando Gallego.

Se hizo un cuarto intermedio para almorzar.

Socorro Gallego

A la vuelta, el Tribunal y la Defensa buscaron cada uno por su lado si los libros existían, ante el eventual pedido de detención de Juan Pablo Gallego hacia Espector.

Al recomenzar la audiencia ya estaban los textos. Existían, para desgracia de Gallego. El resultado fue el siguiente:

• Primer hallazgo: El primer libro existía:

GROSSMAN, C. y MESTERMAN, S. (1998): Maltrato al menor. El lado oculto de la escena familiar, Buenos Aires, Editorial Eudeba y también editado en Sudamericana.

¿Cuál fue el error del Dr. Eduardo Espector?

En lugar de poner Grossman C. había puesto Grossman R.

¡¡¡Para el inefable Gallego eso merece la CARCEL!!!

• Segundo hallazgo: El segundo libro también existía:

Dr. ORTEGA-MONASTERIO Leopoldo (1991), Psicopatología Jurídica y Forense, Editorial PPU (Promociones y Publicaciones Universitarias).
Ventas en Internet: Dialnet.
372 páginas.
ESPAÑA

¿Cuál fue el error del Dr. Eduardo Espector?

En lugar de copiar en su trabajo:
Dr. ORTEGA-MONASTERIO Leopoldo
escribió:
Dr. ORTEGA-MONASTERIO pold.

Es decir, se comió 4 letras.

Para Gallego esto es un delito que merece la CARCEL.

Penoso nuevo papelón del histriónico abogado de Carlotto que sigue sumando acaloradas situaciones para los testigos y escasos aportes al esclarecimiento de la causa judicial.

El supuesto trío de autores, según Gallego, era ni más ni menos que el reconocido Doctor en Medicina Leopoldo Ortega-Monasterio, doctorado en la Universidad de Lausana, profesor de la facultad de Medicina de Barcelona. Médico especialista en Psiquiatría y en Medicina Legal y Forense. Profesor Titular de la Universidad Internacional de Cataluña. Médico Psiquiatra y Forense numerario del Instituto de Medicina Legal del Departamento de Justicia de la Generalitat de Cataluña. Miembro de la Real Academia de Medicina de Salamanca. Presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría Forense.

Fulbito para la Tribuna

En la calle, luego de que en el recinto se fue tan energizado como entró, no consciente de su fracaso, salió a decir que le iba a hacer una denuncia de falso testimonio al psiquiatra Eduardo Espector por poner citas bibliográficas supuestamente inventadas en la pericia de Al. Poco serio.

El periodista de Canal 13 le creyó y le llevó la buena noticia a Carlos De Elía, quien publicó la noticia como un “bombazo contra Grassi”… cuando el “hombre bomba” detonó la carga explosiva en su propio campo.