Novedades del Juicio

28/1/2009

Fuente: J U I C I O   D I A   6 7

Sinopsis del sexagésimo séptimo día


El miércoles 28 de enero declararon dos jóvenes egresados de la Casa San Juan Bosco, Fundación Felices los Niños. Recordemos que en esa Casa vivieron dos de los tres denunciantes de la Causa que se le sigue al Padre Grassi. Ambos testigos conocían a dichos denunciantes.


La blancura de Ariel:

El primer testigo, Ariel, de tez morena y un alma blanca, transparente y noble, estuvo junto al primer denunciante de Telenoche Investiga en el programa “El Portal de la Vida” emitido el sábado 7 de diciembre de 1996 de 0 a 2 hs. Recordemos que quien denunció en el primer programa de Telenoche Investiga manifestó ser abusado por el sacerdote antes de ir a un programa de radio, al que dice que después no fue y resulta que esa noche estaba lo más bien junto a Ariel y otros chicos en el programa de Raúl Portal.

Ariel dijo que al sábado siguiente tenía que ir a las Confesiones o Reconciliaciones previas a la Primera Comunión del 8 de Diciembre y ya el joven denunciante no estaba. Ahí se dio cuenta porque se habían preparado juntos. Esto hace más creíble la declaración del Padre Grassi. Ariel es nombrado también en la carta que dejó el denunciante (y fuera periciada demostrando que es de su autoría) antes de irse manifestando que se va, entre otras cosas, por haberse peleado con él.

El joven testigo contó que estuvo en dos etapas en la Fundación (del 1995 al 1996 y 2001 al 2005) y relató detalles que en su primera y segunda estadía son mal descriptos por quienes denuncian acomodando sus dichos hasta a los edificios.


Hermandad:

Respecto al tercer denunciante contó que antes de ser conquistado para declarar contra el Padre Grassi era un férreo defensor de él. Promovía la colocación de carteles animando al sacerdote a no bajar los brazos y pidiendo a Dios por él. Los 900 metros de frente de la Fundación Felices los Niños de Hurlingham estaban coloreados por cartelería que, en buena parte, era ideada por quien ahora imputa al sacerdote con terribles mentiras. El como muchos chicos de la Fundación se sorprendieron por esto y se preguntaban ¿por qué? Junto al denunciante y tres adolescentes más formaban parte de un grupo al que llamaban la Hermandad.


El otro Julio Ramos:

Ariel contó también que, de acuerdo a lo que el mismo denunciante había afirmado, habían acompañado al Padre Grassi a visitar con numerosos chicos a Julio Ramos a su Quinta de Parque Leloir. El fundador de Ambito Financiero, sábado por medio llevaba a los chicos de Felices los Niños a pasar el día en su Casa Quinta y jugar al fútbol, comer asado y si hacía calor bañarse en la pileta. Esa pileta representaba para Julio Ramos una aceptación y transformación de un dolor en amor. Una década atrás en ese natatorio había muerto electrocutado uno de sus hijos y la novia del otro, el que muriera a los pocos días también víctima de un accidente de tránsito en Autopista del Oeste (Gaona). Desde esa época no volvió a usar ni la Casa de Leloir ni la pileta. Cuando su hijo menor Augusto estrecha vínculos de amistad con los chicos de Felices los Niños, Ramos vuelve a la Quinta, la reacondiciona y rehace la pileta. Todo lo hizo para bien de sus hijos y de los chicos de la Fundación. Allí los recibía con alegría y para pasar un día distinto con naturalidad, en familia. Es el otro Julio Ramos que muchos no conocieron, desenganchado de las noticias económicas y políticas, plenamente dedicado a los pibes que menos tienen. No lo predicaba, lo hacía. Enseñó una gran lección de vida a sus hijos: la integración social que más de un socialista no logró conciliar, él la hizo posible con simpleza. Disfrutaba verlos comer y jugar. En la cabecera de la mesa estaba él y el Padre Grassi. Cada tanto traía invitados para ver los partidos: el Juez Ballesteros, el empresario Lalín, el Dr. Oscar Salvi, el Juez de Casación Mancini y las respectivas familias, todo para ver a “su nueva gran familia”, la que extendió a Felices los Niños. Conocía a cada niño, les tenía un lugar en la cancha y hacía de Director Técnico con pasión y pedagogía. En muchas ocasiones el Padre Grassi compartió partidos acompañado de los jóvenes grandes y también la pileta de natación. Luego quedaba charlando junto a Julio Ramos de mil temas mientras ambos no dejaban de contemplar a sus hijos retozando con inmensa felicidad. Hasta el día de hoy los chicos y no tan chicos recuerdan esos lindos días. Los días que tocaba ir los pibes decían: - ¡Vamos a Julio Ramos!. Era una Institución don Julio. Compitieron futbolísticamente con equipos de Countrys y divisiones inferiores de clubes. ¿Quién diría? Y ganaron siempre... y sin pelear: ¡todo un logro! En el equipo de los chicos, que eran de la calle también. totalmente integrado estaba el hijo de Ramos.


La obsesión de Gallego:

Volviendo al Juicio. Cuando Ariel contó que estuvo en lo de Ramos y el Padre compartía la pileta, uno de los Jueces le preguntó “que características físicas recordaba del Padre Grassi” y éste contestó que era blanco y tenía pelo en pecho como su papá. Y el Dr. Juan Pablo Gallego en un arranque de desubicación le termina preguntando: ¿Y le vio el pene y la parte inmediatamente superior al mismo?

Se hizo un silencio en la sala porque nadie podía creer lo que estaba escuchando. El chico que declaraba largó un sorprendido - ¡¿quéeee?!

Y Gallego creyéndose el Perry Mason criollo latigó otra vez su incisiva pregunta: ¿Vio o no vio en la pileta el pene del imputado y la parte inmediata superior? y de ser así descríbala agregó con alta voz ¡a lo “Cabo 2º Zapata”!

- Nada que ver, respondió Ariel indignado: - vi su torso , agregó.

Muchas gracias, terminó diciendo Juan Pablo Gallego mientras se felicitaba a si mismo por la ingeniosa pregunta, que sonaba más a gastada y menosprecio de un chico, justo por parte de quien estaba representando al “Comité de defensa de los derechos del niño”.


Daniel, el juicioso:

Luego le tocó declarar a Daniel, otro ex integrante de la Casa San Juan Bosco, quien vivió 8 años en la Fundación y figuraba en la carta que dejó el día que se escapó el primer denunciante de la causa. Daniel es un chico muy sufrido y juicioso, hasta que empieza a perder la paciencia, como cuando iba terminando el interrogatorio y se lo bastardeó mal. Arrancó diciendo que jamás escuchó ni vio nada que le suene a abuso sexual ni maltrato por parte del Padre Grassi. Desmintió al primer denunciante quien había dicho que él lo había acompañado al programa de Portal siendo que éste ni aparece en el mismo. Manifestó que no se sacaban chicos del aula para llevarlos a acompañar ni al Padre Grassi ni a nadie. Que más allá de “no recordar detalles que quedaron atrás en 12 años” lo que el lleva en su corazón es gratitud al Padre Grassi porque le dio todo en su vida: alimento, casa, escuela, que ni su viejo le pudo dar. Todo lo que él vivió le hacía imposible pensar que las denuncias fueran ciertas. Contó que el Padre Grassi los visitaba cuando iban de vacaciones a la playa y hasta compartía actividades recreativas con ellos como así también el tirarse en el Tobogán acuático en Spalsh, en Mar del Plata.


Juan Pablo Gallego y la banana acuática:

Fue el turno del Dr. Juan Pablo Gallego quien le preguntó al joven que hacía el Padre Grassi mientras se tiraba por el tobogán, si saludaba a la gente o que hacía. El muchacho empezó a ver cierto tono de cargada porque Gallego desprecia o minimiza a los testigos de la Defensa de Grassi con burlas. Daniel le respondió que el padre estaba con ellos compartiendo el día y que “no vio que en la pileta nadie le haya venido a pedir una bendición”. Y para sorpresa de todos los presentes salió Gallego con un conejo de la galera (o plátano de la galera) preguntando al joven “si lo vio a Grassi montado en una banana acuática”. Ya Gallego colmó la paciencia del robusto Abogado Defensor Daniel Cavo quien reclamó al Tribunal que impida este tipo de preguntas porque ni el Padre ni nadie en el Juicio dijeron eso. Gallego insistía con el tema de la banana y Cavo casi lo hace licuado a él y la banana acuática incluida.

Gallego se dio el gusto de seguir con su banano-manía y logró imponer su burda investigación verdulera. El muchacho le respondió que el Padre jugaba al fútbol con ellos, compartía fogones, campamentos y actividades de manera normal y no veía nada raro en él.


Tela de Juicio:

El Tribunal preguntó acerca de la conducta sexual de uno de los denunciantes, lo que llevó a Daniel a revelar situaciones graves en esta persona que mostraban indicios de cuestiones delicadas respecto a sus tendencias que se ventilaron en otras actuaciones judiciales. El Dr. Jorge Calcagno Quijano, defensor de quien aparecía ahora puesto en tela de juicio, trató de aclarar las cosas con más preguntas lo que terminó oscureciendo más el currículum de quien acusa.


En síntesis:

Los testimonios fueron muy largos y no agotaron todos los temas. Más allá de contradicciones normales en quien hace tantos años no está en la Fundación fue un testimonio muy claro y aportó mucha luz a la causa. Los jóvenes tienen que hablar de ellos con edades de 12 o 13 años que a los 23 y 24 años parecen tan lejanas. Las del 28 de enero fueron declaraciones de dos chicos comunes de la Fundación que de manera sencilla demolieron un sin fin de mentiras. Quedan más de 50 chicos que prestarán su testimonio en los próximos meses de Juicio, lo mismo que docentes y encargados, todos con miradas diferentes, memorias selectivas distintas, maneras de expresarse particulares, pero todos con una verdad al unísono: el Padre Grassi es inocente.

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E N C U E S T A
Padre Grassi:
¿Inocente o culpable?




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