Opiniones

15/12/2008

EL PREDICAMIENTO (los que predican mentiras)
por Raúl Portal

Periodista y humorista

PREGUNTA: ¿Por qué critica tanto al Dr. Juan Pablo Gallego?

RESPUESTA: Lo hago en defensa propia. Por el principio de acción y reacción.

Desde que logró introducirse por la ventana a este juicio –que evidentemente ha tenido una gran repercusión mediática– el Dr. Gallego ha actuado con una agresividad desmedida y una inescrupulosidad incompatibles –a mi juicio– con la seriedad, la dignidad y el decoro que deberían regir la noble profesión de abogado.

Comportándose a veces como fiscal, otras como juez, y siempre como informante tendencioso de la prensa a pesar del expreso pedido del tribunal (gracias a Dios, probo e independiente) de no hacer público lo tratado en el juicio, desgrana su verborragia todos los días haciendo gala de un odio y una saña tan sorprendentes como lamentables en una persona que dice ser representante de un “Comité de defensa de los derechos del niño) presidido –nada menos– que por la presidenta de la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto. Como es bien sabido, me he esforzado en expresar en todos los medios posibles mi respeto y admiración por la señora de Carlotto, a cuya buena imagen, por cierto, no contribuye la actitud desaforada de este injuriador, difamador y mentiroso profesional. Me hago cargo de lo que digo (y me encantaría que el Dr. Gallego me querelle, para tener mucho más prensa de la que tengo actualmente) porque con un equipo de televisión que me pertenece, llamémoslo “TVDOC”, le he grabado a este “letrado” desde la primera hasta la última palabra pronunciada a la salida del tribunal, con el objetivo de hacer un documental, o un “Informe periodístico” (al más puro estilo “Telenoche Investiga” pero con información verdadera), al finalizar el juicio. En este trabajo (que como periodista me asiste todo el derecho a realizar) quedará claramente demostrada la insólita cantidad de mentiras que se han dicho sobre el Padre Grassi y su injusta acusación.

En cuanto a las injurias y calumnias, ¿no se dará cuenta este abogado, que cada vez (y fueron muchísimas) que lo declara “probadamente culpable” (sic), está irrespetando el principio de presunción de inocencia, que establece claramente que “todas las personas son inocentes, hasta que se demuestre lo contrario”? Este incorrecto proceder, llega a los límites del disparate (o patetismo) jurídico, cuando desvergonzadamente dice cosas (que están bien grabadas) tales como: “la pericia sicológica dice con nombre y apellido que Grassi es un delincuente sexual” (cuya absoluta falacia –entre muchas otras– se demostró) o cuando afirma que “el juicio debe terminar ya (¡!) porque hay pruebas irrevocables de la culpabilidad del cura, por la que le cabe una pena de más de veinte años de prisión”.

Me pregunto: ¿Quién se creerá ser este hombre para burlarse del Código Penal de tal manera, pidiendo el fin de un juicio en el que (nada menos) no han declarado aún los 250 testigos de la defensa, no se han producido muchos careos, acusaciones de falso testimonio, los alegatos finales y... la sentencia de los señores jueces? En cuanto al ensañamiento y la extrema crueldad hartamente demostradas en sus “declaraciones a la prensa” (que inocultablemente le producen un gran placer)… ¿no son injurias los insultos que lanza a los cuatro vientos como: “mentiroso”, “abusador”, “delincuente sexual”, etc., etc.? No debería –por lo menos– comprender este personaje que nuestros niños (porque yo también los considero míos, en razón de pertenecer a esta benemérita Fundación desde sus inicios) también tienen “derechos humanos”, que se ven reiteradamente avasallados y con el sufrimiento que les produce ver (en horario de protección al menor) con qué inusitado grado de crueldad se trata, por cualquier medio y de cualquier manera, de destruir a quién consideran legítimamente su padre, mi amigo el Padre Julio Grassi. Y aclaro que lo defiendo con toda mi alma porque, aparte de la amistad con que me honra, sé que es inocente.

Y en cuanto a los neologismos, que son mi especialidad, que le dedico al impiadoso y a veces desopilante Dr. Gallego y que figuran en mi próximo libro, voy a aclarar su significado, para que se comprenda que son dichos con “ánimus yocandi”, es decir, acorde a mi profesión de humorista.

“Abogado dapenalista”: abogado penalista, alguna de cuyas opiniones y actitudes, por erróneas o disparatadas, dan pena.

“Abogado camarista”: profesional del derecho apasionado y desesperado por las cámaras... de televisión.

“Abogarca”: curiosa cruza de “abogado” y “monarca”, ya que se cree el “rey de la verdad” en materia jurídica, por encima de fiscales, defensores y jueces.

“Abogano”: abogado que trabaja a desgano.

Obviamente no espero que el Dr. Gallego comprenda esta humorada, porque –entre tantas otras carencias– es evidente su falta de sentido del humor, salvo cuando se burla cruelmente de los testigos que no declaran lo que él espera.

Sé que este abogado (ahora hablando en serio) es un voraz lector de esta página, por eso le sugiero, si algo le molestó de lo que digo en esta nota, que comprenda que mi lucha (si le parece un poco “fuerte”) es tan apasionada y vehemente como la suya, pero con una pequeña diferencia: mis puños están llenos de verdades. Y de paso le recuerdo que con esta auténtica maldad que han descargado sobre un hombre cuyas virtudes nos constan a todos quienes tenemos el honor de conocerlo, ya han logrado una lamentable “victoria”: de los 6.000 chicos que teníamos cuando comenzó la infamia, 1.500 ya no están con nosotros, por culpa de este “operativo”. Y lo que es peor, en momentos en que en el país se desbocó la delincuencia infantil y el pavoroso flagelo de las drogas, es que de no haber sido víctimas de aquel –por lo menos, pensando cristianamente– irresponsable informe, hoy la Fundación podría contener a más de ¡20.000 chicos!

P.D. Me quedan algunas sospechas, por ahora no comprobadas:

  1. ¿No aprovecharán algunos esta desmedida y feroz campaña, para atacar indirectamente a su “enemigo”, la Iglesia Católica?
     
  2. ¿No habrá algunos buitres sobrevolando este infame festín, con la interesada y perversa idea de apropiarse de la Fundación?
     
  3. ¿Habrán tomado conciencia algunos de mis colegas periodistas, que en su afán (lícito, por cierto) de “vender más” fueron involuntarios cómplices de una campaña mediática cuyo contenido se cae a hoy pedazos? A todos ellos, les informo que se está escribiendo un completísimo libro sobre este triste caso, cuyo sugestivo nombre es: “La inquisición mediática”. Ojalá que su publicación, que será sin duda un auténtico “Best Seller” nacional e internacional, sirva para marcar el principio del fin de una de las ultimas impunidades: la de algunos periodistas (minoritarios, gracias a Dios) y sus ajurídicos, prejuiciosos, malintencionados, irresponsables y difamatorios “informes”, varios de los cuales han destruido honras, carreras y vidas de muchos inocentes. Algunos nombres de esa triste lista: Dr. Branca, Piero, Dr. Llermanos, Dr. Sokolinski, Beatriz Salomón.

Un agradecimiento final para algunos medios y periodistas, crípticos al principio, que han comenzado a vislumbrar la verdad de este caso y otro muy especial para Santa Margarita, de la que soy devoto, a la que le ruego, en nombre del Corazón de Jesús que sostiene en sus santas manos, que ilumine las conciencias de quienes aún dudan –de buena fe– de la inocencia del Padre Grassi, porque han sido vilmente engañados o malinformados.

Link permanente a este ítem

E N C U E S T A
Padre Grassi:
¿Inocente o culpable?




Ver resultados
(Luego de votar cierre la ventana)
Comienzo encuesta: 21/12/2008