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26/11/2002

Fuente: Revista Gente N° 1949

Padre Grassi
"No voy a dejar de pelear hasta demostrar mi inocencia"


El caso del sacerdote acusado por Abuso deshonesto y corrupción de menores agravada ingresa en una etapa decisiva. Ante la justicia declaró la madre de un chico que lo inculpó, y dijo que a su hijo le habían pagado para que incriminara al cura. Mientras la causa puede empezar a derrumbarse, después de salir en libertad, Grassi le confesó a GENTE que la acusación que enfrenta es una burda mentira armada para destruirlos a él y a su fundación.

 

Padre Grassi: ''Yo creo en la justicia de Dios. No soy perfecto, no soy santo, pero tampoco estoy del lado de los malos''
Padre Grassi
''Yo creo en la justicia de Dios. No soy perfecto, no soy santo, pero tampoco estoy del lado de los malos''
A los abusadores, la gente los quiere linchar. A mí, en cambio, todos en la fundación me recibieron con más cariño que antes. Eso demuestra que la acusación en mi contra fue una mentira armada con un solo objetivo: destruirme".

El padre Julio César Grassi (46) aprieta los dientes cuando habla. Los músculos de su cara lucen rígidos y cansados después de una dura jornada de domingo donde concedió entrevistas y ofició una misa en San Nicolás. "Llegó la hora de luchar para demostrar mi verdad", reconoce con firmeza mientras cuenta que se sigue peleando con Dios: "Le pregunto por qué me abandonó. Y me doy cuenta de que es una prueba feroz que me puso en el camino. Estoy convencido de que la voy a superar". Sus abogados aseguran que de aquí en más habrá una dura batalla legal para demostrar su inocencia. Miguel Angel Pierri, uno de ellos, aporta un dato de último momento que puede resultar fundamental en la causa: "El lunes declaró la madre de uno de los dos chicos que dijo ser abusado y aseguró que a su hijo le pagaron para que ensuciara a Grassi. Y el menor reconocerá ante la justicia lo mismo. Con esto, la sospecha que pesa contra el padre se derrumba como un castillo de naipes".

Hace poco más de 72 horas que el sacerdote está en libertad, y la euforia de aquel momento en que abandonó su celda en la Delegación de Investigaciones de Morón es parte del pasado. En cada palabra y en cada gesto, Grassi demuestra haber tomado conciencia de su situación actual: está procesado por Abuso deshonesto agravado y reiterado en concurso ideal con corrupción de menores agravada por su condición de guardador. Pero promete dar pelea.

-Padre, la Subsecretaría de Minoridad de la provincia de Buenos Aires pidió a la fundación Felices los Niños que instrumente las medidas necesarias para que usted no tenga contacto con los chicos. ¿Cómo recibió esa determinación?
-Es un tema que no tengo muy claro, pero mis abogados van a apelar este pedido en la justicia.

-¿Se siente aliviado o con más bronca después de la resolución de la jueza López Osornio, quien resolvió procesarlo por abuso deshonesto y corrupción de menores?
-Siento que se me imputan hechos que no cometí. Sólo sé que estoy libre y tengo una serie de ventajas para desarrollar distintas actividades.

-¿Y cómo va a hacer para cargar con ese estigma sobre la figura de hombre solidario con los niños que había construido?
-Dios dirá. Cada día va a ser distinto y habrá un nuevo problema para resolver. Pero no sé cómo voy a manejarlo hasta que se dicte la sentencia. Sé que estoy en una situación difícil pero no imposible de superar. Porque Dios existe y tendrá que hacer justicia. Yo creo en la justicia de Dios. No soy perfecto, no soy santo, pero tampoco estoy del lado de los malos. Y no voy a dejar de pelear hasta demostrar mi inocencia.

-Padre, usted no se sometió a las pericias psiquiátricas y psicológicas argumentando que la justicia no le daba las suficientes garantías para llevarlas a cabo. Si todo se hiciera correctamente, ¿aceptaría someterse a esos controles?
-Por supuesto. No soy un retrógado que piensa que la psiquiatría no es una ciencia que permite hacer evaluaciones. Claro que no es todopoderosa y puede marcar sólo algunos aspectos del ser humano y no la veracidad de un hecho histórico. Pero seguramente puede poner en evidencia las heridas de la gente, su personalidad, sus fuerzas y debilidades. Entiendo que todo esto tiene que ser realizado dentro de un ámbito idóneo, confiable e imparcial, algo que no encontré en la justicia de Morón.

-¿Hoy reconoce a Gabriel y a Ezequiel, los dos chicos que lo acusaron?
-Tengo restricciones y no puedo referirme a los denunciantes.

-¿Se atrevería a un careo con ellos?
-Todo lo que me permita esclarecer el hecho es bienvenido.

-¿No cree que sonó a excusa cuando usted dijo que el mismo chico que declaró ante la justicia haber sido abusado intentó extorsionarlo? ¿Qué hay de cierto en todo esto?
-Habría sonado a pretexto si yo lo hubiera denunciado después del programa Telenoche Investiga, pero lo hice un día antes. La extorsión fue realizada por Oscar Alberto Aguirre, a quien describí apenas llegué para entregarme detenido. Cuando lo estaba haciendo, entre los fiscales se miraron como dándose cuenta de que había reconocido a alguien importante en la causa.

Sólo le pido a Dios: El domingo, Julio Grassi dio una misa en San Nicolás. El lunes rezó en la iglesia Sagrado Corazón de San Justo. No visitará la Fundación Felices los Niños hasta que no se aclare la solicitud de la Subsecretaría de Minoridad de la provincia de Buenos Aires, que pidió que no tenga contacto con los chicos.
Sólo le pido a Dios
El domingo, Julio Grassi dio una misa en San Nicolás. El lunes rezó en la iglesia Sagrado Corazón de San Justo. No visitará la Fundación Felices los Niños hasta que no se aclare la solicitud de la Subsecretaría de Minoridad de la provincia de Buenos Aires, que pidió que no tenga contacto con los chicos.
-Como sacerdote y creador de una obra para el bien de los chicos, ¿no vive atormentado por esta situación?
-Cuando salí libre me di cuenta de que iba a tener que vivir una vida diferente con la cruz de ser señalado por una mentira. Estoy desanimado. Llegué hasta acá. Pero discuto mucho con Dios por esto que me pasa.

-¿Qué sintió cuando salió en libertad y volvió a tomar contacto con los chicos?
-Que Dios me había devuelto parte de lo que había perdido.

-¿Lloró en prisión?
-No, todavía no pude expresar ese sentimiento.

-¿Realmente cree que va a poder recuperar su imagen?
-Yo creo que los chicos ahora están mejor conmigo que antes. En el reencuentro sentí eso. La gente, en cambio, espera que una justicia sana dé un veredicto.

-¿Va a aceptar la sentencia si lo declaran culpable?
-No. Seré culpable de otras cosas pero no de estos delitos. Seré débil y pecador, pero no un delincuente.

-Gabriel, uno de los chicos que declaró en su contra, da varios detalles del lugar donde usted habría abusado de él. Dice que fue en una casa que está cerca del Camino del Buen Ayre donde hay una cocina, un comedor, una sala de estar y un televisor...
-Yo leí todo, pero de lo que él dice no puedo hablar.

-También asegura que los chicos tenían prohibido ir donde estaban las mujeres.
-Cualquiera que haya entrado a la fundación sabe que no es así. Todos caminan con libertad por el predio. Por supuesto que hay lugares íntimos donde sólo pueden ingresar hombres, y en otros, mujeres.

-Los informes psicológicos practicados a Gabriel en la causa establecen que siente marcada angustia y llanto espontáneo al abordar temas sexuales. Y los profesionales que lo atendieron confirman que su relato es creíble y verosímil.
-Le repito, no puedo hablar de aquellos que figuran en la causa.

-Ezequiel, el otro menor que lo acusa, también relata que le contaron que a usted lo habían visto cerca del bosque llamado Fantasma acariciándose con una chica de 15 o 16 años.
-Eso no es verdad.

-¿Conoce a Oscar Casal, Marta Díaz y Clementina Salazar?
-Sí. Fueron empleados de la fundación.

-¿Por qué todos ellos declararon contra usted?
-Casal era encargado de la disciplina en la escuela, no resultó, y se fue muy molesto. Su señora sigue trabajando como directora de uno de los hogares. Marta Díaz fue despedida por problemas de disciplina laboral en la lavandería. Y Zalazar estuvo los dos primeros años de la fundación, pero tuvo un problema serio y se fue.

-Algunos de ellos declaran que usted enviaba a la lavandería prendas ajenas mezcladas con las suyas y que por eso lo tildaban de homosexual.
-Estas personas están al filo del falso testimonio y se van a hacer responsables de lo que dijeron.

-Padre, usted habla siempre de un complot en su contra. ¿Quién se imagina que puede estar detrás de semejante operación?
-Y... se me dibuja una cara.

-¿De hombre o de mujer?
-No digo más nada. (Sonríe).

-Pero sería bueno aclararlo.
-No digo más nada. Pero hay gente que "capturó" chicos y les pagó para llevarlos a hablar en mi contra. Pero con difamaciones no me van a destruir a mí ni a la fundación. Sé que me quieren sacar del medio por cuestiones de poder.

-De esta causa se alejaron el juez Alfredo Meade y el fiscal Adrián Flores. ¿Usted es consciente de que un expediente que empezó mal puede terminar peor?
-Con el doctor Meade almorcé varias veces antes de que esto sucediera y él hasta me hablaba muy bien de mi tarea. Así que ustedes saquen sus conclusiones. Del fiscal ya todos saben que omitió declaraciones de la encargada de la panadería de la fundación que me beneficiaban.

-Grassi, los que sospechan de usted dicen que mientras se declara inocente, hay dos menores abusados que están sufriendo.
-Lo único que le puedo decir es que le juro que rezo por ellos. Porque son víctimas de este escándalo que se fabricó. Todos somos víctima de una burda mentira.

Miguel Braillard
fotos: Alejandro Carra y Diego García

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E N C U E S T A
Padre Grassi:
¿Inocente o culpable?




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