Opiniones

27/9/2004

Fuente: ambitoweb - Edición 1428

Niños a comisarías, un capricho

Por: Agustín B. Bonaveri (*)
Columnista de Ambito Financiero

En la provincia de Buenos Aires hay 375 chicos viviendo en comisarías. La cifra, elocuente y dramática, desnuda con crudeza las serias dificultades que tiene el Estado provincial para atender los problemas de la niñez desamparada y excluida, en flagrante violación con lo establecido por la Convención sobre los Derechos del Niño. La Convención, máxima norma internacional de protección de la niñez y adolescencia, fue incorporada con jerarquía constitucional a nuestro ordenamiento jurídico tras la reforma del año 1994. Entre otros derechos, establece que sólo como último recurso los niños podrán ser privados de su libertad. Esta privación deberá ser por el menor tiempo posible, en instituciones adecuadas a su edad y con finalidad educativa. Indudablemente, una comisaría no es el ámbito que señalan las normas internacionales para el tratamiento y educación de los niños y adolescentes. El personal policial no está capacitado para esa tarea y, por otro lado, resulta poco probable que los niños no tomen contacto con los adultos allí detenidos, quedando de este modo expuestos al abuso y la violencia, cuando no transformándose en involuntarios aprendices del crimen y el delito.

La injusticia alcanza su punto de máxima efectividad al detener a niños en comisarías por el hecho de ser pobres. Aunque resulte inverosímil, según informa la Agencia de Noticias de Niñez y Juventud Pelota de Trapo (APE), en el Departamento Judicial de Lomas de Zamora un adolescente de 16 años lleva detenido (al 31 de agosto) 249 días con el objeto de evitar cualquier riesgo moral o material sobre su persona. La fuente afirma que en esa misma fecha en el Departamento Judicial de La Plata un bebé y niños de 3, 4, 5 y 11 años dormían en las celdas de una comisaría. Estos niños no cometieron ningún delito. Son, por el contrario, víctimas inocentes de una realidad tan incomprensible como dolorosa.

La Fundación Felices Los Niños asiste integralmente a los chicos de la calle, no como objetos a proteger sino como sujetos titulares de derechos plenos. Bajo la guía pedagógica del sistema preventivo de Don Bosco y con la impronta y el carisma de su fundador, el padre Julio César Grassi, miles de niños, niñas y jóvenes pueden crecer y vivir en un clima de familia, respeto por sus derechos, afecto y espiritualidad. Por los distintos hogares a lo largo de todo el país pasaron muchísimos chicos, encontrando alivio a sus necesidades más acuciantes: comida, casa, abrigo y amor. La faz educativa, junto con la salud, ocupa un lugar de privilegio en la Fundación. Todo niño o joven que ingresa encuentra su lugar, desde los bebés en los Hogares Maternos hasta los mayores en el Profesorado, pasando por los distintos niveles de educación general. Todas estas instancias educativas son absolutamente gratuitas y abiertas a la comunidad. La obra también capacita a los chicos internos para una rápida inserción en el mundo del trabajo mediante talleres de panadería, costura y carpintería. También de inglés y computación. De este modo se facilita nuestro objetivo principal: que los chicos tengan un egreso positivo, contando no sólo con su educación formal completa, sino también con el dominio de un oficio como valor agregado.

Día a día, con denodado esfuerzo, muchos profesionales, educadores y terapeutas trabajan al servicio de los chicos internos y externos. Las dificultades y carencias son múltiples, pero mayor es la fuerza y la confianza en el ideal que nos impulsa para obtener el éxito de nuestra misión: una niñez feliz.

La Fundación cuenta con una infraestructura que le permite asistir a muchos más niños necesitados, particularmente aquellas víctimas de la pobreza que hoy están alojados en comisarías. Lamentablemente, por una disposición de la subsecretaria del Menor de la Provincia de Buenos Aires, Cristina Tabolaro, está prohibido el ingreso de chicos a la Fundación Felices Los Niños. ¿Acaso están mejor en las comisarías?

(*) Abogado, Fundación Felices Los Niños.

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