Opiniones

20/4/2005

Fuente: Club del Progreso

La justicia mediática
por Guillermo Lascano Quintana


Quienes en la defensa de sus intereses, opiniones o sentimientos, atacan a los jueces por la televisión, la radio o los diarios y revistas, además de apartarse de las leyes que regulan los procedimientos para actuar ante la Justicia, infligen un daño inconmensurable al sistema republicano de gobierno.

Intentan ejercer presión indebida y artera, sobre la voluntad de quienes tienen en sus manos la hacienda, el honor y la libertad de las personas. Los jueces son depositarios del poder, delegado por los ciudadanos, de impartir justicia y deben hacerlo en un marco de estricto respeto de los derechos y garantías constitucionales, que implica no sólo la de los ciudadanos sino, también, la de ellos mismos, quienes deben ejercer sus funciones libres de mas ataduras que las que imponen la leyes y el decoro de tan excelsa atribución.

Lo contrario es subvertir el orden institucional, promover la anarquía y privar a quienes lo necesiten del debido proceso. Quienes tengan fundadas sospechas sobre la imparcialidad de los magistrados o puedan probar mal desempeño en el ejercicio de sus funciones deben promover las acciones que correspondan ante los órganos competentes para conocer en la denuncia, que huelga decir, no son los diarios, ni las revistas, ni la televisión.

Quienes en estos días, aparecen como amplificadores de los reclamos extra procesales de la ciudadana Andrea del Boca, contra el juez Jorge Noro Villagra, además de lesionar a un magistrado experimentado, probo y honesto, están sembrando las semillas de su propio desamparo judicial.

¿Qué saben los medios de difusión de la causa que se ventila en los estrados judiciales? ¿Qué competencia tienen para imputar a un juez -que es un ciudadano y goza, como tal, de la presunción de inocencia que establece la Constitución Nacional- mal desempeño en el ejercicio de sus funciones? ¿Cómo se atreven, escudados en la libertad de prensa, a cuestionar la honra de un magistrado íntegro?

Si no se pone coto a semejante desmadre, en el que la ignorancia, la imbecilidad, la publicidad y los intereses personales de la ciudadana del Boca, parecen ser su causa, corremos el riesgo de que se produzca una desviación de poderes: en el futuro podrán ser los periodistas los que impartan justicia y cuando decidan hacerlo, sin rendir cuentas a nadie. Solo los ciudadanos notorios, los famosos, los poderosos o los ricos, tendrán la oportunidad de defender sus intereses o derechos, siempre y cuando los medios de difusión decidan acoger sus pretensiones o dar a publicidad sus casos. Un verdadero disparate que en realidad, es dramático y quizás trágico.

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