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7/3/2006

Fuente: ambitoweb - Edición 1954

Encrucijada judicial del diario y la benefactora

Por: De la Redacción del diario

Aparte de una labor tan respetable en la recuperación de hijos de desaparecidos, Estela Carlotto es inteligente. Nunca se llevó bien con los exabruptos de Hebe de Bonafini, como apoyar públicamente los asesinatos de ETA, en España, o pronunciarse a favor de los terroristas que estrellaron aviones contra las Torres Gemelas en Nueva York. Por no ser de tales extremos sorprendieron la declaración, los términos y el prejuzgamiento contra el sacerdote Julio Grassi. No es su estilo.

Se sabe que el abogado Juan Gallego dirige una de las tantas organizaciones que preside Carlotto.

Gallego está iracundo por no tener ya patrocinante para estar en el juicio contra el religioso el 3 de julio al desistir «Gabriel» como «particular damnificado» (igual podrá ser citado por el fiscal como testigo). De esa desilusión viene este traspié de imagen pública como autoritaria y presionadora de jueces de Carlotto.

Pero también está la necesidad de esta mujer de congraciarse un poco con el monopolio «Clarín» y su directora, a quien tiene arrinconados en un fallo en la Corte Suprema, tribunal que, a su vez, no sabe cómo decidir porque ambas partes gozan de especial simpatía del presidente Néstor Kirchner. Y se sabe que esta Corte fue elegida directamente por Kirchner.

El caso se resume así según la información que consiguió la revista «Edición i» que dirige Edgar Mainhard: Las Abuelas de Plaza de Mayo, que preside Estela de Carlotto, denunciaron al entonces juez Roberto Marquevich, de San Isidro, que le dio acogida (otros jueces capitalinos se sacaron el tema de encima), que los hijos adoptivos de la señora Ernestina de Noble podían ser de desaparecidos.

Falsedades en declaraciones atribuidas a testigos y fallas en actas motivaron que Marquevich dispusiera dos medidas: la detención que llegó a 3 días por presunta culpabilidad de la señora de Noble, invocando riesgo de que saliera del país y, aparte, un examen irrenunciable de ADN a los menores que, en estos casos judiciales de desaparecidos se hacen oficialmente en el Banco Nacional de Datos Genéticos del hospital municipal Durand en la Capital Federal.

Los abogados de «Clarín» apelaron de inmediato la detención de la directora del diario, pero en el apuro se olvidaron de apelar también el examen de ADN obligatorio, que era el segundo punto.Cuando en la presentación de defensa, por un principio judicial insuperable, si una parte de la acusación no es apelada queda firme inexorablemente porque se descuenta que el imputado la da por cierta o acepta, si no la incluyó en su escrito de oposición. La Cámara de San Martín, entonces, revocó la detención de la señora de Noble como exclusivamente se pedía, pero no la obligación de que sus hijos adoptivos se sometieran al examen de ADN (se llama «análisis de histocompatibilidad»).

Por su peso, «Clarín» logró que a Marquevich le hicieran juicio político y lo destituyeran, porque casi nadie quiere problemas con el monopolio y le temen. Por tremenda omisión, aquellos primeros abogados de «Clarín» fueron automáticamente despedidos por el diario contratante, obvio.

• Desautorización

Tras el fallo de Cámara volvió el sumario al juez Conrado Bergecio. Este no pudo cerrar la causa, entonces, porque faltaba cumplir el análisis de ADN. Pero aceptó un pedido de los nuevos abogados que le propusieran hacerlo en uno no habilitado para desaparecidos en casos judiciales llamado Cuerpo Médico Forense. Lo hicieron ambos hijos adoptados.

Pero la Cámara de San Martín desautorizó ese análisis mal concedido por Bergecio y se ordenó se hiciera el legal, que sólo para estos casos se hace en el mencionado Banco Nacional de Datos Genéticos en el Durand.

Los nuevos abogados de «Clarín» apelaron esta últimadisposición ante la Cámara de Casación, que el año pasado reiteró que lo no apelado en el primer fallo de Marquevich quedó firme (viene a ser ahora como la «venganza de Marquevich» destituido por «Clarín»).

Sorpresivamente, la misma Cámara de Casación alivió luego su problema de quedar mal con «Clarín» y en nueva resolución mantuvo la obligatoriedad del análisis en el Durand, pero le dio paso a que el caso de la señora de Noble y sus hijos adoptivos fuera a la Corte Suprema -igual iba a ir allí «Clarín» en queja-, donde está hoy y donde pelea quien desde siempre fue tenaz vigiladora de nietos desaparecidos, la abogada de las Abuelas, la Dra. Alcira Ríos.

Los hijos adoptivos de la señora de Noble, de nombre Marcela y Felipe, aceptaron aquel primer examen a un centro no oficial donde podrían circunscribirlo y sin que se divulgaran sus ADN quizá porque debieron averiguar que quienes los reclamaban, patrocinados por Estela de Carlotto y Alcira Ríos, no eran sus padres, aunque se ignora cómo lograron tomarles una prueba de ADN. Pero no quieren que sus ADN vayan al Banco Genético oficial del Durand -donde están los ADN de todos los parientes de desaparecidos que aún reclaman- porque es probable que coincidan con alguno. Es muy difícil que en pleno Proceso militar, con desapariciones constantes de personas, hayan sido entregados así, irregularmente y con ocultamientos, bebés que no fueran de desaparecidos. La aparición de nuevos parientes probados con ADN complicaría toda la herencia del monopolio «Clarín» y eso preocupa al extremo a los directivos del monopolio.

Pero, a su vez, Estela de Carlotto y sus Abuelas de Plaza de Mayo no pueden dejar de exigir ese análisis y en ese lugar. Han encontrado más de 80 hijos de desaparecidos e, inclusive, impulsado el juicio a muchos de los que se los apropiaron. Si desiste ahora en el caso de «Clarín» traicionaría todo su historial.

• Pasado negro

No hay salida que conforme a ambas partes, que están enfrentadas pero se tratan bien. «Clarín» tiene pasado muy negro como para atacar a Estela de Carlotto, algo que, además, no es fácil de hacer porque pese a su tradición de operar sobre jueces con diversos méritos es difícil que encuentre magistrados dispuestos si enfrente están la señora Carlotto y sus abuelas. Estela de Carlotto tiene que enfrentar al monopolio que Néstor Kirchner llamó en un discurso 5 veces «prestigioso»(?), tampoco le es fácil.

La Corte Suprema queda en el medio sin atinar cómo resolver porque se sabe el peso de los enfrentados. En esta disputa ajena también cae el padre Julio Grassi como si ya no le hubieran creado suficientes problemas. Estela de Carlotto y su «entorno» con atacarlo desaprensivamente, como lo hizo, satisface la necesidad de «una voz fuerte» para desprestigiar a Grassi al fallarle una a una las « pruebas» y testigos que le prepararon judiciales de Morón. Sabido es que Héctor Magnetto, de «Clarín», herido porque Grassi no declaró en el juicio contra Rodolfo Galimberti (con Jorge Rodríguez trabaron el pase de Susana Giménez a «Canal 13»), ordenó buscar algo para sancionar al sacerdote.

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E N C U E S T A
Padre Grassi:
¿Inocente o culpable?




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