Testimonio de un exalumno de 40 años:
Nadie me va a venir a decir quien es Julio
En el año 1979, con sólo 13 años, estando en el Aspirantado Padre José Vespignani (APJ), conocí a Julio Grassi, quien por aquel entonces era religioso salesiano, seminarista. Vivía con nosotros en el colegio, y tenia un trato directo y cotidiano con él como también lo tuvieron más de 100 adolescentes de 12 a 17 años. Y quiero decir que Julio nunca tuvo una actitud, o un trato para con algunos de nosotros que llevara a sospechar de alguna conducta impropia, o similar a aquellas por las cuales fue acusado, que son de público conocimiento. Por ejemplo: El sitio donde dormíamos era un lugar grande. Eramos más de 60 adolescentes entre 13 y 15 años que compartíamos el dormitorio y Julio, quien estaba a cargo. Nunca nadie comentó ni yo escuché comentar que Julio tuviera una conducta inmoral hacia cualquiera de nosotros. Muchísimas veces teniendo 13, 14 años fui a charlar con él planteando los problemas que todos los adolescentes tenemos, y siempre recibí de Julio un trato muy respetuoso, tanto yo como mis compañeros. Sus respuestas siempre fueron en pos de hacernos crecer como seres humanos. Fue como un hermano mayor, que siempre nos cuidó. Se preocupó por nuestra formación humana, religiosa y cultural (cómo olvidar sus obras de teatro). Siempre nos acompañó, estuvo al lado nuestro ante cada necesidad. Nos hace sentir orgullosos de haber pasado por las aulas del colegio Don Bosco, de haber jugado en los patios de los colegios salesianos.
Este es mi testimonio. Yo conocí a Julio en el trato diario, en el día a día, Julio era el que te felicitaba ante cada logro personal y el que te retaba ante cualquier macana que como pibe te mandabas, siempre buscando que de cada error cometido saquemos una enseñanza.
Nadie me va a venir a decir quien es Julio.
Dios quiera que pronto se aclare esto, por Julio, y por todos los pibes que a lo largo de todos estos años en mayor o menor medida estuvimos junto a él.
Javier Colaprete
