Opiniones

24/10/2002

Fuente: EVPP - Escribió: Mauro Fontana

Apología del Padre Grassi

Como ciudadano de esta tan destruida Nación Argentina, me veo en la obligación de salir a dar mi humilde opinión acerca de las graves acusaciones contra la fama y vida de una de las pocas personas ejemplares que quedan en esta bendita y colmada de bienes Argentina.

He sido testigo, al igual que miles de personas, de la calumnia, juicios temerarios, difamación y falsa acusación, sin argumentos ni pruebas sólidas, hecha contra el Padre Julio Grassi, fundador de la conocida y prestigiosa Fundación Felices los Niños.

Hoy, los medios de comunicación, en su mayoría irresponsables, en su afán por sumar un maldito punto de rating son capaces de cualquier cosa con tal de obtener su propósito.

Y lo vimos hoy, en el programa Telenoche Investiga, un programa muy cuestionado por una gran cantidad de acusaciones por extorsión, cuando con testigos con identidad reservada (y muy probablemente falsos) se han ensañado contra la bondad del Padre anteriormente mencionado. Esto sin duda, le va a dar a los medios masivos de comunicación más de una semana de noticias y eso les va a hacer ganar mucho dinero. Experiencias como estas o similares fueron vividas ya muchas veces. 

¿Es que piensan estos seudo periodistas que los ciudadanos somos estúpidos? ¿Creen que no sabemos que al hacer tan graves acusaciones lo mínimo que tendrían que hacer es asegurarse fehacientemente de lo que acusan? ¿O será que si hoy a algún estudiante secundario se le ocurre acusar a su profesor de alguna materia, lo podría hacer impunemente con tal de sacárselo de encima tal vez porque no estudió como correspondía y por ello obtuvo una mala nota? 

Hoy los argentinos fuimos una vez más testigos de que los periodistas manipulan la información a su gusto y conveniencia.

Contra la siguiente retórica: “un pobre, ¿es capaz de dar falso testimonio por dinero?” me gustaría escuchar la opinión de esos que se hacen llamar periodistas. Porque con su irresponsabilidad involucran en problemas al ignorante, ya que ahora tendrá que defenderse a diestra y siniestra por su falso testimonio si es que no quiere verse involucrado en problemas mayores, como la detención y posterior condena por dicho cargo. Entonces están induciendo a pobres personas a transgredir la ley, lo que los convierte en cómplices de la ilegalidad.

Claro está que hoy la ley es transgredida incluso por las personas más poderosas del país: políticos, periodistas, sindicalistas, entre muchos etcéteras. Y, ¿será que esta trasgresión es ya una parte normal en nuestra pisoteada Nación? Porque antes se podía decir que la violación de la ley era común pero hoy hay quienes ya aseguran que eso es normal o natural, y ahí sobreviene el mas grave problema. Cuando algo se naturaliza.

Hoy los periodistas, en su mayoría, ya no tienen códigos ni ética.

¡Vergüenza debería darles!

La producción de ese programa se ha olvidado que en derecho “el que afirma prueba” aunque ellos están convencidos de que así lo hicieron. En realidad no probaron nada, sino que destruyeron a una persona que gran obra está realizando con mucho esfuerzo. ¿Será por envidia? ¿Será por alguna presión política? ¿Alguna mafia quizá? ¿Algún ex empleado incumplidor resentido? Recordemos que hace poco el P. Grassi manifestó que “no podía entender cómo él, con una cifra muy baja podía mantener a un chico durante varios días y Minoridad (otra de las instituciones públicas dependientes de este corrupto ¿estado de derecho?) necesita de una cifra abundantemente mayor para lo mismo”. ¿Hasta con esos pobres niños desamparados hay quienes no se avergüenzan de utilizarlos para lucrar y estafar? Ya todos sabemos la respuesta. Y ya todos sabemos qué lugar indeseado les toca después de esta pesada y dura vida a quienes siguen por ese camino del mal.

Envidia. Sí, mucha envidia. El P. Grassi siempre ha sido muy humilde, incluso cuando es el jefe de una de las obras de beneficencia más grandes (si no es la mayor) de la Argentina. Eso demuestra que con esfuerzo, dedicación y transparencia se pueden lograr los cambios necesarios para revertir la mentalidad corrupta e inmoral de los argentinos. Y justamente por esa humildad es porque se lo persigue. Ya los grandes santos han bajado la cabeza ante la envidia y acusaciones injustas de otros, y la han soportado con la increíble fuerza que brindan la oración, en especial el Santo Rosario; es justamente lo que hizo el mencionado cura cuando en un canal que le dio la posibilidad de defenderse manifestó que “aún no sabía cómo estaba vivo porque pensó que nunca podría haber soportado dicha acusación ni presión”. Ahí está la respuesta. ¡Una intensa vida interior!

En el informe se vio cómo se acusaba infundadamente. Se difamaba sin evitar el escándalo revelando ante las maliciosas cámaras, situaciones confusas y no probadas; como pasa en alguno de esos inverosímiles programas de los que se transmiten a la tarde en los que se habla o “chusmea” acerca de la vida de tal o cuál famoso prescindiendo de cuidado y prudencia, porque la idea es destruir y con la pelea generada ganar audiencia. Grande es la audiencia ignorante y relajada de la Argentina y del mundo que consumen ese tipo de emisiones. Por eso se hacen estas acusaciones. Porque dan prensa. Pobres los que cayeron en dicho vicio ya sea de conducir o consumir esos programas. ¡Qué difícil les va a ser salir de él!

¿Por qué estos argumentos tiene poca solidez y seriedad? Porque las palabras de los seguramente falsos testimonios no son convincentes porque en diversas ocasiones dicen frases como “seguro debe haber algo”, de manera que suponen o intuyen, pero no son verdaderos testigos. No se juegan enteramente. ¡Mentirosos y encima cobardes!

Hay uno al que todavía el P. Grassi no le contestó públicamente. Ojalá sepa que va a tener que dar cuenta ante la justicia ya que manifiesta haber tenido experiencias sexuales con el sacerdote (uno que en el ¿informe? lo llaman Gabriel). Lo que no sabe seguramente es que de comprobarse sus falaces palabras, tendrá que pagarlo con su propia libertad, y todo eso por unos míseros pesos que estos delincuente periodistas le deben haber “tirado” como le tirarían un hueso a un perro hambriento.

Estos imprudentes periodistas, sin importarle el devenir de las grandes obras que el P. Grassi fundó y mantiene, arremetieron terriblemente contra él y buscan ahora destruirlo física, moral y espiritualmente (aunque eso no lo lograran).

En el fondo esto también es parte de la constante lucha y ataque, aunque muchos lo nieguen, contra la Santa Iglesia Católica, para destruirla. Eso es porque en el fondo saben que la Iglesia es la única y verdadera depositaria de las Verdades Reveladas por Cristo, y el vivir según sus enseñanzas es el único medio para alcanzar la salvación del alma. Pero ellos, en su resistencia al cambio de vida, al ablandamiento de su corazón y al sacrificarse en vida para alcanzar la gloria futura, en cambio, se entregan a los placeres de la carne, incluso de las formas mas atroces. No sólo pierden su salvación sino que buscan confundir al débil y al ignorante para que él tampoco alcance la suya. Muchos también negarán esto, pero, en mucha gente, es así les guste o no; y eso se ve a diario. Parecen resentidos y no son más que cadáveres caminantes. Porque ante Dios no son más que eso: cadáveres caminantes.

Pero, ¿sabrán que Cristo promete la continuidad del su Iglesia (la Católica Apostólica Romana) hasta el fin de los tiempos?

Y tan sucios son, que pegaron en el punto más débil y en el lugar que más le puede doler a un sacerdote o persona consagrada, en su virtud más preciada: la castidad.

Pero como de todo mal Dios siempre extrae muchos más bienes veamos lo siguiente.

Esto es lo que pasó gracias a Dios y a la Virgen Santísima.

Mientras se estaba proyectando el irresponsable informe en el canal 13 (de Capital Federal), en el canal 9 (ídem) estaba presente el P. Grassi desmintiendo encarecidamente cada una de las acusaciones.

La tranquilidad, la humildad y la sencillez mostrada fue dilucidando el verdadero problema. Esto, sin duda, es una conspiración armada por algún interés o por algún tipo de venganza o envidia. Una conspiración es muy fácil armarla, pero si es tan carente de bases sólidas es muy fácil rebatirla.

Pero para los mal llamados escépticos, y por si les quedan dudas, aquellas personas a las que esos falsos testigos incriminaron, aparecieron en dicha edición especial de defensa organizada por el canal 9. Lo que hicieron fue desmentir su participación en actos a los que fueron involucrados y luego “defendidos” por estos comprados testigos. Paradójico, ¿no?

Estos chicos, que en el informe fueron llamados Fabricio e Ignacio (en la realidad se llaman Fabián e Iván respectivamente), son chicos de la calle o huérfanos, tomados por el P. Grassi y reinsertados en la sociedad tras un arduo trabajo de educación, revalorización de sus potencias y de su dignidad.

Claro está que a muchos políticos no les conviene que haya cultura en la gente. Esos chicos, de no haber sido por la Fundación, hoy tal vez serían delincuentes (de alguna manera y de la mayoría, podríamos llamarlos sus colegas o competidores). En cambio, fueron “arrancados” de la calle y fueron educados sanamente, hecho probado porque éstos mismos hoy tienen una familia (al menos me consta de uno de ellos) y viven dignamente (cosa que hoy ya es mucho pedir). El P. Grassi ha cumplido con aquello que “mejor que dar un pescado es enseñar a pescarlo”, aunque él, dada su abundante generosidad, hizo las dos cosas.

Estos testigos prueban cada uno que nunca fueron abusados y ni siquiera reconocen la voz del que los trata de defender sin que ellos hayan pedido dicha ayuda, por cierto innecesaria.

Según una experiencia personal, una vez dialogando con una mendiga, ésta me manifestó que en la Fundación maltrataban a los chicos. Inmediatamente me interesé y hablé a fondo con ella hasta que me contó que su problemático hijo de 13 años, se había escapado a causa del orden que reinaba en dicho hogar. Lo que pasaba era que el pobre chico era un rebelde y no quería estudiar. Obviamente le llamaban la atención como una madre corregiría a sus hijos (con amor) para exigir orden. Y resultó que este chico se había escapado porque no quería recibir la educación que ahí impartían. Vaya uno a saber dónde estará hoy dicho adolescente y, para peor, qué estará acostumbrado a hacer o cómo  estará ocupando su mente

También este canal preparó un falso informe, y a propósito, en contra de una supuesta Fundación de un Padre Francisco (inexistente, al igual que la fundación del recién mencionado cura) y un periodista, Pablo Fernández, hizo cometer falso testimonio a un chico con identidad reservada pagándole. De esta manera se mostró la manipulación a la que puede llegar la prensa con estos testimonios. Repito lo que más arriba escribí. Me gustaría que más de uno de nosotros probara si ofreciéndole unos billetes a un hambriento lograría o no el hacerle mentir o decir lo que le pedimos.  La producción de esa edición especial merece una felicitación. Hay que saber reconocer el buen trabajo de algunos. Más que nunca, dicha producción deberá cuidarse para no caer más adelante en el mismo pecado.

En la defensa del P. Grassi han trabajado periodistas y personajes famosos de diversas religiones. Podemos citar a Mauro Viale, Chiche Gelblung, Raúl Portal, Eduardo Feinmann, Esteban Mirol, Antonio Laje, entre otros. A todos ellos, sin importar sus religiones, hay que reconocerles el importante trabajo que hicieron, que fue al menos dar un lugar de defensa de su fama al Padre Grassi. Lo hicieron invitándolo a dicha emisión especial, y no dudando de él, en cambio dejando todo en manos de la justicia (hoy más que nunca cuestionada) en lugar de sacar conjeturas prematuras sobre un hecho tan grave que pone en juego la fama y la dignidad de una valorable persona y el devenir de una Fundación única en el país.

Recemos todos por el P. Grassi para que soporte con valentía y paciencia estos duros e injustos momentos que le tocan vivir. Su cara destruida y su juramento por Dios han demostrado su inocencia y que es uno de los pocos que ha dejado todo en esta vida, sacrificando incluso su bienestar, con tal de “devolverle la humanidad” a las personas que hoy y desde siempre parecen haber perdido todo lo que a la naturaleza humana pertenece.

Recemos por los que han atentado contra el Octavo Mandamiento de la Ley de Dios: “No levantar falso testimonio ni mentir”, ley que prohíbe también la difamación. Muchos dirán que ésta es una ley de Dios para los creyentes, pero se olvidan que en el Orden Natural existen también leyes y la misma es una de ellas (en realidad todos los Mandamientos están demostrados como Ley Natural, o sea, que su cumplimiento es una obligación natural. (demostrados por Platón))

Para finalizar me permito extraer unas líneas de un texto que leí hace no mucho tiempo y que nunca deberíamos dejar de reflexionar: “sabemos que al final de los tiempos, el demonio con todos los que fueron seducidos por él, caerán al fondo de los abismos, mientras Nuestro Señor Jesucristo estará triunfante en lo más alto de los cielos.”

Ojalá que nadie, nunca más, viva separado de la amistad de Dios, por su propio bien. Porque llegará la hora de caer “derrotado a la tumba del olvido” y ahí habrá que rendir cuentas del bien y del mal hecho en esta vida.

Pidamos a la Santísima Virgen que aplaste la cabeza de la serpiente, o sea del pecado, pero que tenga misericordia con el pecador arrepentido.

Mauro Fontana

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E N C U E S T A
Padre Grassi:
¿Inocente o culpable?




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