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1/8/2006

Fuente: ambitoweb - Edición 2101

¿Debe insistir la Iglesia?

Al politizarse tanto el caso Grassi ya ni se conoce qué grupo de niños aloja la Fundación y menos sus angustias


El diario «Perfil», que sale los domingos, pidió una nota al director de Ambito Financiero, Julio A. Ramos, sobre cómo tras 3 años y medio de presuntos hechos, alguien que negó por falsas las acusaciones de presuntos «abusos» del sacerdote Julio Grassi -hasta escribió un libro a su favor y formuló una denuncia policial- termina girando totalmente en sentido opuesto. Aunque no se percibe mala intención en «Perfil» sino, probablemente, necesidad técnica de suprimir partes del escrito por razones de espacio, aquí se publica íntegra la nota.

Aparte de ello este mismo domingo en ese medio escribió otro comentario Nora Schulman que llama la atención por su irrealismo y notoria parcialidad en el mismo caso. Sería una opinión más si no fuera porque la citada es directora del «Comité de Aplicación y Seguimiento de la Convención sobre los Derechos del Niño».

Dice, y sorprende por conocido, que «no es posible que desde hace más de 3 años estemos esperando el juicio oral». No puede ignorar esta mujer que la postergación -había fecha para el 3 de julio- es de los atacantes del religioso porque se les cayeron todas las pruebas. Tampoco es cierto cuando afirma que «no cumple ir acompañado (el sacerdote)» al entrar a la Fundación a trámites. Luego dice que «el propio sacerdote admitió que tiene el apoyo de algunas empresas». Uno no puede menos que decir: ¡Vaya novedad! ¿Cómo se puede dar de comer a 6.000 chicos de la calle en varias provincias, alojamiento, educación hasta polimodal inclusive, guardería infantil, minihospital, lugar para madres solteras, derivar comida a dos villas de emergencia, pagar profesores, médicos, preceptores porque las abnegadas monjas que lo acompañan no alcanzan, todo con la ayuda de muchas empresas privadas dado que el aporte estatal o no llega o llega tarde?

Dice la mujer que esos recursos los destina «a pagar abogados». Es tal la maniobra armada contra este sacerdote que otros varios conocidos empresarios le pagan los letrados que, inclusive, colaboran con honorarios mínimos.

Luego esta Sra. Schulman mezcla. La Fundación es asistencial para sacar los chicos de las calles, plazas, zonas de trenes, menores abandonados por destrucción familiar pero no para casos de delincuencia juvenil, por eso carece de sentido decir que «el sistema es perverso ya que hay chicos que no deberían estar privados de la libertad ya que muchos tienen familia». La Fundación que encaminó el sacerdote es «hogar abierto», con un simple alambrado perimetral como cualquier lugar privado, algo que esta funcionaria parece desconocer. Si hubiera visto estos chicos, como los vieron periodistas de este diario, sabría que cuando pueden los padres pobres se los llevan un fin de semana pero no pueden mantenerlos y menos educarlos. Hay que ver la cara de alegría de un chico cuando una madre o un padre lo viene a buscar por dos días y la tristeza del que no tiene esa periódica alegría.

Pareciera ignorar, además, que toda la provincia de Buenos Aires tiene un solo instituto oficial equiparable a alojar chicos desamparadossin delitos. Allí cada menor cuesta $ 40 por día por costo de la burocracia y exceso de personal. En la Fundación, que surgió privadamente desde la Iglesia católica, los niños no llegan a costar $ 10 por día con alojamiento, comida y enseñanza. Dice que «es necesario mejorar la situación de sus propias familias para que no vivan encerrados en esos guetos». Eso depende del país, de las políticas nacionales, no de una Fundación asistencial privada que recibe lo que le envían comisarías, jueces, autoridades ferroviarias, etc. Tampoco son «guetos». Salas dormitorio limpias, gimnasios, sala de TV, cocinas enormes y comedores respetables, laboratorio de idiomas y PC en viejos containers requisados que envió la AFIP. Modesto, lo posible pero todo en un bosque de varias hectáreas. Sucede que hay quienes ambicionan pero no encaran fundaciones similares. Finalmente la Sra. Schulman confiesa: «Es mentira que nos interese quedarnos con la Fundación Felices Los Niños, como nos acusan». Sin comentarios sobre esto.

El «progresismo» sí o sí quiere que la Fundación Felices Los Niños, que creara el sacerdote Julio Grassi, deje de educar chicos de la calle rezando antes de cada comida, con misa los domingos o tomando la «comunión». En definitiva, no quiere más catolicismo para 14.000 chicos que ya fueron recuperados por esa institución y 6.000 que tiene educando ahora. A eso se le suma un monopolio de prensa como Clarín, superado el desconcierto al regresar, tras 10 meses en EE.UU. enfrentando una cruel enfermedad, su principal dueño Héctor Magnetto, que dispuso crucificar a Grassi hace tres años y medio por no haberle salido de testigo en un juicio.

El «progresismo» aprovechó luego lo que al inicio sólo interesó a Clarín y a una lucha interna en el fuero penal primario de Morón. Si Horacio Verbitsky anunció que escribirá 5 libros contra la Iglesia católica, de los cuales recién publicó dos, se ve que el «episodio Grassi» es sólo pequeña parte de un propósito mucho mayor. La pregunta es si la Iglesia católica de la Argentina dará batalla en la Fundación de la cual el sacerdote Grassi es un objetivo o designa otro sacerdote para la obra más importante asistencial del país para menores. Le habían inventado a Grassi un juicio que se desmoronó por falta de pruebas: seis de los siete chicos presentados por la animadora María Laura Santillán en «Telenoche investiga» hace más de tres años dijeron que les habían inventado y eran falsas sus acusaciones por «abusos» del sacerdote. Inclusive «Canal 13» acaba de responder un requerimiento de la Justicia diciendo que «se nos perdió todo el material filmado con los chicos» con los cuales se armó hábilmente el programa de la Santillán. ¿Quién puede creer que un material acusatorio tan importante se puede «perder» o «borrar»?

  • Desistimiento

    El único acusador que les quedaba, O.A.(*) hoy mayor, se presentó a los jueces que el 3 de julio pasado debían hacer el juicio oral a Grassi sin pruebas sólidas, y por escrito desistió de ser «parte querellante», lo cual dejó afuera del caso al abogado Juan Gallego que lo patrocinaba y atacaba a Grassi por televisión. La Justicia de Morón, que en el fuero primario es casi inexistente, de apuro postergó el juicio. Primero hasta el 15 de julio, luego a setiembre y no se sabe ahora cuándo hasta que lograron un nuevo y sorprendente acusador Luis Gutiérrez que en el programa «Telenoche investiga» había sido presentado («Luciano») como « manoseado» en El Calafate, Santa Cruz. Gutiérrez, hoy de 23 años, es tan insólito que escribió un libro defendiendo al religioso Grassi. El texto que está en una computadora de una familia católica que lo protegía. Inclusive en CD, con fragmentos de su libro y con letra manuscrita en la portada (que es una prueba muy importante) lo repartió. No sólo eso. Hizo dos denuncias en la comisaría 29 de la Capital Federal, una de ellas referida a una persona que lo presionaba para que se «borocotizara», o sea en lugar de defender a Grassi se pasara y lo atacara que es lo que finalmente lograron ahora para salvar la falta de pruebas en el juicio contra el sacerdote y, en definitiva, ideologizar la educación de chicos pobres de la calle en la Fundación Felices los Niños.

    Con tanta seguridad hizo la denuncia en la 29 que incluyó número de celular y de teléfono directo de quienes lo presionaron para el cambio que se investiga y podrán ser de «Canal 13». Tal es la cantidad de gente involucrada en esta maniobra que al revertido Gutiérrez se le hace decir que no hubo «abusos» en El Calafate, como salió en «Telenoche investiga», sino que ahora los ubican en la sede de la Fundación, en Morón con lo cual no hacen intervenir otro fuero provincial como el de Santa Cruz para que el sacerdote sea juzgado en el mismo lugar donde le armaron las primeras acusaciones. Si en esta época es tan fácil «borocotear» políticos, concejales, legisladores, etc., más lo es para un monopolio como Clarín hacer revertir testimonios a jóvenes como sería el caso de este Gutiérrez. Obsérvese que arman tan bien los artilugios que presentan al sacerdote como un maniático que cae en «manoseos», «caricias», presencias «en camas comunes» pero nunca nadie acusa «penetración». ¿Por qué? Porque la «penetración» es bastante fácil de probar, médicamente, si es verdad o mentira. Pero el presunto «abuso sexual» («caricias», «manoseos», etc.) no puede ser medido por la ciencia por lo cual es fácil si se lo imputan a alguien al que le es casi imposible defenderse si fuera inocente.

    En todas las actividades hay hechos sexuales y también, obviamente, en la Iglesia católica. Esta ha actuado en casos probados por la Justicia o por la veracidad evidente de la denuncia. No puede salir en defensa del clero antes de que intervenga la Justicia cuando hay acusaciones formales. Esto sumado a la cantidad de judiciales de Morón involucrados en la maniobra contra el padre Grassi más el dinero y poder de difusión de un monopolio como Clarín, el silenciamiento que quieren imponer a todos aquellos que den otra versión, por ejemplo juicio en trámite a Ambito Financiero, y el agregado del «progresismo» con toda la fuerza por su vinculación al gobierno es lo que hace tan difícil desarticular esta tan elaborada maniobra que es más amplia aun.

  • Disyuntiva

    El logro de dominar la Fundación por vía de la acción contra Grassi es poner en la disyuntiva a decenas de honrados donantes privados de la institución de seguir aportando luego bajo amenazas de la difamación de que lo hacían sólo con sacerdotes presuntamente «inmorales».

    En definitiva, habría que donar para ideologizar chicos pobres de la calle. Sería una degradación más de las libertades, esta vez usando la Justicia para lo cual se necesita imprescindiblemente la condena del religioso aunque sea sin pruebas, con acusaciones sutilmente elaboradas como se explicó, o dando vuelta a testimonios que sería variante nueva que lograron en estos días con Gutiérrez.


    (*) El texto original menciona nombres y apellidos, nosotros no podemos hacerlo por disposición judicial.
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    E N C U E S T A
    Padre Grassi:
    ¿Inocente o culpable?




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