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A pocos días de comenzar el juicio oral y determinar la inocencia o culpabilidad del abuso o no de menores en su Fundación “Felices los niños”, el sacerdote Julio Cesar Grassi dijo que “se aferra” al echo de poder esclarecer su situación y, de “rendirle cuentas a mi gente acerca de está mentira que se ha creado sobre mí”.

Grassi resaltó que su alma, “a pesar de las tormentas”, está en paz y agregó que su imagen desde lo público “está dañada” pero su interior no.

También, desacató que las posibilidades de irse del país o a otras provincias siempre estuvo latente, pero que “ese tipo de cosas siempre están cuando una persona no es reconocida en un lugar” y en su caso siente el respaldo de la gente que le rodea.

“En este momento tengo presente lo que puedan pensar otros, y se que no es lo mismo que antes”, reconoció y añadió: “hay personas que nunca me quisieron, otras que me quieren y creen en mi inocencia. Y están aquellos que me querían, creo que me quieren pero dudan. Esa gente no me condenó y yo siento que aspiran a que me vaya bien”, dijo.

Cuando se le consultó anoche en “La Cornisa” (América) si la opinión pública lo condenó sin un juicio previo, el religioso señaló que la historia que le creó “es la peor que se le puede armar a un sacerdote que se dedica a trabajar con chicos”.

Asimismo, Grassi destacó que la relación con los niños de la Fundación es muy buena, pero que debe cumplimentar con la orden judicial de que al momento de estar junto a ellos debe estar una persona que responda por él.

Con respecto a un examen psicológico que se realizó en la provincia de Santa Cruz el año pasado (23 de agosto) que le había dado un perfil de delincuente sexual, el sacerdote negó rotundamente el resultado y alegó que “es una mentira y una operación de prensa hecha de mal gusto”.

“Yo fui voluntariamente a hacerme esa pericia”, explicó y prosiguió diciendo que fue una causa armada y que al momento de los exámenes recibió constantemente hostigamiento y expresándole que ser célibe es anormal. “Todos los test salieron bien y nunca salió un perfil de homosexualidad ni de pedofilia”, sostuvo en su defensa.

Por otra parte, en relación de los dichos de la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto que había opinado que Grassi “no podía seguir gozando de impunidad y continuar victimizando niños en su vida”, el clérigo dijo que le resultó extraño las declaraciones y que está mal informada. “Son cosas que hieren, duelen, son injustas y mentirosas”.

En cuanto al papel de la Iglesia dijo: “no espero que hable mediaticamente, si espero que me contenga como lo viene haciendo, Por otra parte, es un buen signo que no me haya sancionado en ningún momento a priori por las cosas que se digan afuera”, pero destacó el apoyo que recibió del Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Bergoglio.

Finalmente abogó porque se haga lo más rápido posible el juicio oral para probar su inocencia, volvió a remarcar que su situación se debe a una causa armada y que forzaron a algunos chicos a hablar en su contra señalando como responsables a Telenoche Investiga y a la periodista Miriam Lewin.

“Voy a seguir luchando con el pleno convencimiento de poder llegar a un juicio justo, no me considero ni un santo ni un héroe, tan solo soy una persona que no perdió el rumbo a pesar de las adversidades y de la cruz que me toca llevar”, concluyó.

Luis Viviant
luisv@elcomercioonline.com.ar

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