Fuente: ambitoweb - Edición 2055
Abogados de Grassi denunciaron maniobra
Hablaron de presiones sobre el tribunal para impedir se revele manipulación de pruebas y acción de «funcionarios complacientes»
No es habitual que el padre Julio Grassi o sus abogados respondan a las acusaciones que se lanzan contra el sacerdote. Durante los casi tres años que lleva el complot montado por el monopolio «Clarín», Grassi ha mantenido respetable silencio. Seguramente su condición de sacerdote le resultó útil para amortiguar esas terribles infamias. También el respeto que siente por los casi 6.000 menores que alberga en la Fundación Felices Los Niños. Sin embargo, la gravedad de las falsedades difundidas en estos días y la evidente intención de postergar el juicio previsto para el 3 de julio provocaron que la defensa del prelado denunciara una maniobra mediática y judicial para evitar el comienzo de las audiencias.
Advirtieron, también, que se quiere impedir que declaren los dos principales acusadores del sacerdote. Es decir, « Gabriel» u O.A.(*), hoy 23 años, y el menor « Ezequiel», para que no se descubra la maniobra que en octubre de 2002 armó «Canal 13» a través de su programa « Telenoche investiga».
Andrea Novello, Adrián Maloney y Luis Osler llamaron ayer a una conferencia de prensa para señalar a los responsables de la nueva maniobra: el abogado Juan Pablo Gallego y la titular del Comité de los Derechos del Niño, Estela Carlotto.
«Su intención no es defender a los menores sino que responden a intereses más oscuros», dijeron.
También dieron las razones del ataque: la debilidad de las pruebas.
«No pueden sostener las mentiras generadas contra el padre Grassi. El juicio oral y público va a descubrir cómo se armaron las pruebas, la manipulación que los periodistas de 'Telenoche investiga' hicieron de las declaraciones de los menores y va a develar la identidad de los funcionarios complacientes que sostuvieron la mentira desde el punto de vista legal», advirtió casi con enojo la abogada Novello. A pocos metros del estudio donde se convocó a la prensa, el abogado Gallego montaba guardia en un café esperando a los periodistas para hacer su descargo.
Otro de los defensores, Adrián Maloney, aseguró que «existen muchos menores que denunciaron haber sido manipulados y extorsionados para declarar contra Grassi y eso Gallego lo oculta».
Novello abundó en sus acusaciones: «Falsearon la investigación, las pruebas y ahora presionan a los jueces y fiscales del juicio». Según interpretó, los fiscales presentaron la recusación contra el Tribunal Oral N°4 de Morón -encargado de juzgar a Grassi- a consecuencia de la presión que sienten del fiscal general de Morón, Federico Nievas Woodgate y la iniciadora del procesocontra el sacerdote, la fiscal Rita Bustamante. Los intentos de apartar a los jueces no prosperaron (ver nota aparte).
Al respecto, la abogada recordó que Nievas Woodgate fue «denunciado penalmente por haber manifestado claramente que en el particularísimo caso de Grassi había que apartarse de la ley». Así se pronunció cuando la Cámara de Apelaciones le rechazó un recurso a Gallego porque no había cumplido con los requisitos que se imponen para ese trámite.
También aclararon que el inefable Gallego fue denunciado ante el Colegio Público de Abogados «por decir falsedades a sabiendas de que eran falsas».
Y fueron enfáticos al afirmar que «Gallego no representa a nadie desde el año pasado, cuando 'Gabriel' (O.A.(*)) decidió que no quería ser acusador y que no lo representara en el juicio».
Los periodistas quisieron indagar más sobre el origen de la operación contra Grassi. Y hubo dos cuestiones interesantes que no se conocían o, al menos, eran ignoradas por el grueso de la prensa y que fueron puestas en evidencia por los abogados Maloney y Osler.
Maloney mostró que ese peritaje «no existe» y que Diberto se encargó de informar que «no ha habido intervención de mi parte como perito psicólogo». El abogado agregó que el juez Humberto Meade debió admitir y pedir disculpas y que textualmente dijo «que de esta pericia en realidad le habían informado que existía, aunque nunca la vio, ya que como tenía por entonces tres juzgados a mi cargo, no tenía tiempo de leer los expedientes, por lo cual se disculpaba, en especial con la licenciada Diberto, por esta situación».
(*) El texto original menciona nombres y apellidos, nosotros no podemos hacerlo por disposición judicial.