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12/11/2006

Fuente: Diario Hoy - Trama Urbana

ENTREVISTA EXCLUSIVA
Julio César Grassi

"Me encantaría irme a dormir y despertar como el día anterior al que comenzó todo."
Está acusado por "abuso deshonesto y corrupción de menores". Ya pasaron casi 4 años del informe Telenoche Investiga pero el juicio oral sigue pendiente. Desde entonces, vive recluido en una casona de Hurlingham, a metros de la fundación Felices los Niños, a la que no puede entrar.


Por Leonardo A. Nieva de la Redacción de Hoy
Fotos: Leandro Aranda

La avenida Juana M. Gorriti tiene una bajada especial en la autopista del Buen Ayre. Es la primera después de atravesar el primer peaje, donde un cartel con el logo de la fundación Felices los Niños obliga a dejar las monedas que sobran en una urna de plástico. Desde que se levanta la barrera hasta el arco celeste y algo despintado de la obra que fundó el padre Julio César Grassi, en Hurlingham, no hay más de cinco minutos. En el camino pasacalles y más pecaralles, con la diferencia que acá ninguno responde a un partido político. "Junto al padre Grassi, somos felices los niños", anuncia el primero que se repite en casi todas las cuadras. Más adelante aparecen otros carteles pero ya en el acceso a la Fundación. Son en su mayoría cartulinas blancas con coloridas letras que están pegadas en la fachada, donde está la recepción y funciona un kiosco que no vende cigarrillos. El mensaje en todos es el mismo, aunque uno llama la atención. Y es el que firma un grupo de chicos de la calle, que dice -o aclara-: "Padre: sos el mejor del mundo, te queremos porque sos re bueno y no mentís y nunca mentiste".

De las supuestas mentiras y las amenazas. De la condena social. De los que lo defienden y de los que lo acusan. De la causa. De su pasado. Y también de su futuro. De eso hablará Grassi durante dos horas en su refugio de Hurlingham, ubicado a unos 100 metros de la Fundación que soñó y proyectó, y a la que no puede acceder desde 2002, cuando fue detenido y un mes después liberado, acusado por los delitos de "abuso sexual y corrupción de menores".

FICHA PERSONAL

Julio César Grassi
Edad:
50.
Lugar de nacimiento: Lomas de Zamora.
Padres: Tomás Osvaldo (F) y Adelina Estela Alsua (F).
Hermanos: Osvaldo (52 años, casado, 2 hijas), Juan José (51, casado, 3 hijas), María del Carmen (47, casada, cinco hijos -tres varones y dos nenas- y un nieto) y Alejandro (45, casado, un hijo).
En la Iglesia: Se ordenó sacerdote el 10 de octubre de 1987.

-¿Usted vive encerrado acá?
-No, no. Este es mi lugar de trabajo.

¿Y le cuesta salir a la calle?
-No, no, a la calle no me cuesta salir. Inclusive mis encuentros con la gente son siempre buenos. Naturalmente hay gente que no está de acuerdo conmigo pero la actitud que suelen tener es de silencio.

-Pero no camina como antes...
-Sí, sí, yo camino como antes y voy a los lugares. Lo que pasa es que voy a menos lugares porque se me achicaron las posibilidades. ¿Cuál era mi caminar? Pedir, buscar, visitar donantes.

-Y el teléfono, ¿lo levanta como antes?
-Tengo dos teléfonos acá. Y los levanto constantemente. Levanto el teléfono y hay gente que no me atiende. Es cierto. Porque sienten que el padre Grassi es un quemo. Pero hay otros que no, que tienen en cuenta lo que Grassi representa.

-¿Quién particularmente lo condenó?
-Yo creo que son algunas voces que se levantan en alto. Pero considero que la gente percibe que acá las cosas se hicieron mal desde el principio. Que esto se barajó mal. ¿Quién me condenó? Creo que nadie de manera firme.

-¿No? ¿Nadie dejó de brindarle apoyo a la Fundación?
-Es como que las ayudas gubernamentales están como más demoradas. Pero este año, eh. Hasta el año pasado ningún problema. Yo creo que lo que pasó este año es aleatorio, que tanto la gente de la Fundación como ciertas personas estaban esperando el 3 de julio para ver que pasaba.

-¿En serio? ¿Cree que puede haber gente que especula con el resultado del juicio?
-O que especuló y que querían ver qué pasaba. Como que decían esta es la final, a ver que pasa con esto.

-Pero la Fundación no termina con Grassi...
-Bueno, lamentablemente no soy yo el que identifica a la Fundación con Grassi. Soy un referente fuerte y lamento a la gente que hace que la Fundación tenga que vivir al ritmo de la causa. Si yo no doy un paso al costado de la Fundación es porque si lo diera empeoraría las cosas.

-Pero, ¿lo pensó en algún momento?
-Sí lo pensé, y digamos que ahora tampoco estoy tan encima de la Fundación como estaba antes por razones obvias, porque a la mayor parte de los lugares no puedo ingresar.

-¿A Felices los Niños tampoco?
-Desde el punto de vista judicial tengo una restricción con horarios de ingreso y egreso.

-¿La misma que le impuso la jueza López Osornio en 2002?
-Sí, sí, la misma. Lo que hubo es un pedido administrativo del Consejo del Menor de Buenos Aires para que la Fundación evitara que yo tuviera contacto con los menores dentro de la Provincia.

-No podrá entrar libremente pero indudablemente sigue muy ligado ¿Qué cargo ocupa hoy?
-Soy el padre espiritual, el fundador.

-¿Y antes de la causa?
-También. En el momento en que se originó esta causa yo era el padre espiritual. No hubo un cambio en mí. Naturalmente como fundador soy un referente muy importante, y quien está tratando no solamente de mantener el proyecto sino también de renovarlo.


La causa judicial

Grassi está imputado en dos causas desde 2002. Ya pasaron casi cuatro años pero el juicio oral, que estaba previsto para julio pasado, sigue pendiente de resolución y ni siquiera tiene fecha.

-¿Para cuándo el juicio?
-Iba a ser el 3 de julio pero se postergó porque hubo una apelación o, mejor dicho, una recusación de parte de la fiscalía por una nota qué había dado el juez, la cual yo no tenía nada que ver.

-Sí, por el resultado de un peritaje realizado en el Calafate...
-Sí, claro, el peritaje incompleto de Calafate que me favorece.

-¿Y va a estar?

El presente de la Fundación

La obra que fundó el padre Grassi en 1993 es imponente. Es un predio de varias héctareas, una ciudad dentro de otra, con escuela y cursos terciarios, y hogares de tiempo completo. Antes de que se iniciara la causa, a fines de 2002, había alojados más de 300 chicos. Pero ahora la cifra bajó considerablemente. Son apenas 125 los que viven en la fundación Felices Los Niños, que también se hizo notoria en el resto de los hogares que la misma obra tiene en distintos puntos del país. "Antes teníamos 6.300 chicos y ahora 4.500", explica el padre.

Grassi cuenta que los proble- mas son "innumerables". La falta de apoyo de distintos sectores de la sociedad y el estado que antes recibían, son algunas de ellos.

La realidad indica que a muchos docentes, en especial los que no están subvenciona- dos, se les adeudan varios sueldos. El no dice cuántos pero explica que "depende de los sectores".

¿Por qué hay gente no se acerca? Quizá porque ante este conflicto hay gente que tenga miedo de quedar pegada".

Acerca los prejuicios que trajo la causa judicial asegura que se perdieron muchas posibilidades. "O sea, chances de generar eventos, sobre todo de asociación de imágenes que pemiten utilizar medios de comunicación o participar con empresas de ciertos eventos de recauda- ción, de vuelto, como se hizo con Coto o cuando se hacían partidos de fútbol a beneficios".

-¿Por qué?
-Quizá porque ante este conflicto hay gente que tiene miedo de acercarse.

De cualquier modo aclara que a los chicos nunca les faltó nada. "Ellos comen como antes. La diferencia es que antes teníamos un nivel de ayuda de educación que era muy bueno, de excelencia, y de repente ahora no se puede brindar ese nivel de ayuda".

La crisis, según afirma, nada tiene que ver con los gastos de su defensa.

"Eso no es verdad, eso no es verdad. El que lo denunció, presentó sus pruebas pero no fueron aceptadas".

-Y espero que sí, porque yo estoy pidiendo que se complete y que se haga el debate entre los peritos que no se hizo.

-¿De qué se lo acusa?
-Yo estoy acusado en dos causas: una que se inició en 2002 y otra que está en trámite que tuve una declaración indagatoria del 13 de octubre.

-¿Pero en la primera pesan siete acusaciones?
-No, no. En realidad yo no puedo hablar de los denunciantes. En la cámara aparecen siete protagonistas puestos por el programa de televisión pero en realidad los denunciantes son dos. Lo demás son suposiciones de gente que dice, que le parece, que oyó, que quizá. Lo malo es cuando a alguien le parece que oyó y nombra a un determinado chico y lo pone como supuesta víctima. Lo estigmatizan socialmente.

-Hay uno de los denunciantes que fue identificado con nombre y apellido, y que es el que más lo complicó...
-Sí. Y lo nombran públicamente y creo que lo están perjudicando mucho pero son las maneras que se utilizan en la comunicación.

-Es el que estaba a su favor primero, y el que se dio vuelta después...
-En Calafate nunca acusó, siempre me defendió, también se presentó para decir que nunca había pasado nada en Buenos Aires. Pero yo lo único que puedo decir de este caso es que él fue extorsionado para que me acuse, extorsionado, amenazado. El mismo hizo una denuncia dos meses antes de acusarme de que estaba siendo extorsionado para denunciarme.

-Pero se quebró ante el fiscal, en medio de una declaración testimonial...
-El declaró cuatro veces diciendo que nunca le había pasado nada y tres veces más en este último tiempo. Pero él declaró también en la Justicia de Capital Federal que estaba siendo amenazado, extorsionado para que me acuse.

-¿Y a quién le atribuye usted las amenazas?
-Yo creo que cuando se dan este tipo de cuestiones se juntan muchos factores. Se juntan factores políticos en una causa tan pública, mediáticos, situaciones por las que uno pudo haber pasado y que llevaron a tener un enemigo particular que aprovecha la movida para poner la semilla de maldad, hay de todo.

-Se dicen muchas mentiras...
-Se sale a mentir a la gente. Con nombre y apellido, porque Juan Pablo Gallego (N. de R.: abogado del Comité de Seguimiento de los Derechos del Niño) sale a mentir a la gente sobre cosas que no están en la causa.

-Usted habla de amenazas, pero también las hay del otro lado...
-Hay muchas denuncias que se hicieron a lo largo de toda esta causa que fueron archivadas por la Justicia porque nunca encontraron ni siquiera a quién imputar.

-O sea, ¿los testigos también mienten?
-Creo que las personas que lo hicieron fueron para tratar de echar más leña al fuego dentro de esta causa.

-Se lo deben haber preguntado mil veces, ¿por qué a Grassi?
-Sí, es una pregunta que no tiene respuesta. ¿Porqué? Puede haber muchas razones, como lo que dije antes. Quizá enemigos, quizá gente con ganas de apropiarse de la fundación.

-¿Para lucrar con la Fundación?
-No, no sé para qué. Puede ser, ganas de ocupar el lugar que yo ocupaba en la sociedad en la protección de la niñez.

-Pero con esa teoría quiere decir que la campaña nace dentro de la Fundación...
-Y... (piensa).

-Porque uno que aspira a ocupar lugar tiene que estar al menos en la Fundación...
-Pueden existir muchos sabotajes cuando uno está trabajando porque la envidia existe. Y la envidia sólo destruye.

-Usted habla de destrucdón, y hay gente que realmente cree que lo destruyeron, ¿lo destruyeron?
-No, lo que le respondo a esa gente es que no me destruyeron porque tengo adentro varios pilares que me permiten no autodestruirme ni pernimr que me destruyan desde afuera. Y los pilares son la fe, la esperanza, y vivir en la fe y en la esperanza, que es mi vocación. O sea, la fe estoy sostenido por Dios, y la esperanza es que estoy seguro de la victoria final. Y la victoria final no es que voy a ganar una batalla y voy burlarme de los quienes lo hicieron, al contrario. Mi actitud será de misericordia, perdón y seguir trabajando, para poder seguir mi vocación. Pero no me destruyeron. Es cierto que me cuesta, me cuesta muchísimo vivir esta situación, porque tengo algo más fuerte que la cárcel, que es no tener las posibilidades de desarrollar mi vocación.

-¿Cómo imagina ese día final, en caso de ser absuelto?
-Hay muchas fantasías con eso, es una buena pregunta. Yo no creo que exista un día final. Va a haber como un final que resulta medio provisorio y van decir, sí, pero falta esto, y como que todo se va a diluir.

-La gente acostumbra festejar...
-No, por Dios.

-No hay nada para festejar...
-No, no. No imagino un día festivo. Acá no hay nada que festejar. Fue todo muy triste. Es como salir de una guerra, donde hubo muchos heridos. Pero un final feliz no existe. Al contrario. Es salir con mucha paz. Si sacándose un peso grande encima. Y lo que quisiera es irme a donnir y despertarme como en el último día anterior a que comenzó todo esto para tratar de seguir trabajando y, con perdón de los abogados, no quiero seguir viendo abogados por un tiempo más que para confesarlos o para casarlos o saludarlos por la fiesta.




"Sigo siendo cura como antes"

Si hay algo que no cambió en la vida de Julio Cesar Grassi es su relación con la Iglesia. Sigue siendo sacerdote con todas sus facultades, ofrece misa algunos domingos y cuando se lo piden celebra casamientos y bautismos. "Me mantengo dentro de la misma diócesis y tengo distintas responsabilidades. Los domingos rezo misa en algunos barrios o en el hogar de Chacarita, depende de cada domingo. También bautizo, soy un sacerdote como todos", cuenta.

El padre aclara que no cobra por ningún servicio, que sólo recibe limosna.

-¿Con cuanto vive?
-Con poco, con tal de tener para los gastos de combustible. La comida es mínima. Yo lo que más gasto lo gasto en trabajo, en movimientos, en internet, en papelería. En lo que es trabajar, luz, teléfono.

En la casona de Hurlingham, donde está recluido, pasa gran parte de sus días rezando y repasando la causa que lo tiene como único imputado. El dice que está tranquilo y se lo ve. Pero aclara que algo cansado. "Cuatro años desgastan", afirma. "Imagínese la sensación que yo tuve cuando estaba por terminar todo y de repente todo parecía que empezaba de nueva. Es como las películas de terror, que al final parece que todo temilnó, y le ponen a uno la imagen del comienzo. Esto es parecido."

Grassi no habla de traición pero sí de gente que le hizo daño:

"-Me siento lastimado. Siento que hay otros intereses que no son los de denunciar una causa de abuso. Creo que de los dos lados hay gente buena y gente equivocada. De mi lado, tengo equivocaciones pero no son por ellas que me imputan. Mis equivocaciones son otras, pero no éstas por las que me están acusando. La bronca trato de encausarla, de rezarla. Muchas veces rezo el rosario y me voy acordando de algunas personas que me hicieron daño en el rosario. Y me da bronca, pero yo le pido perdón a la virgen porque en ese momento me enojo".




El dinero que destina a su defensa

"Lo paga gente conocida mía que cree en mi inocencia, y que está colaborando. Mi familia también. Me ayudan. A mi me gustaría que ese dinero sea a beneficio de los chicos. Cuánto bien haría yo con el dinero que se gasta".




Los 28 días que pasó en una prisión

"Me alojaron en la DDI de Merlo. Estaba solo pero igual tuve contado con el resto de los detenidos, rezaba con ellos, tenía una excelente relación. Fue feo. Porque una cosa es ir y otra es quedarse y sentir que uno está detenido".




Campaña en contra

“Yo creo que sí, que hay una campaña, sobre todo cuando se trata de comunicar mal, o de utilizar dictámenes de la Justicia para decir cosas que no son. A la gente se le dice que soy un delincuente sexual, y eso es falso”.

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E N C U E S T A
Padre Grassi:
¿Inocente o culpable?




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