De: Carmen Anaya
Fecha: 1 de febrero de 2009Asunto: ofrendas permanentes
Cada día al hacer las oraciones de la mañana, ofrezco todas las oraciones, obras y sufrimientos del día presente, para la feliz resolución de este juicio tan inútil y perjudicial para el Padre, los niños y jóvenes de la Institución, y todos los que sabemos de su inocencia.
Con esto, ya no es necesario que mande a decir cuáles son mis ruegos: se dan por entendidos.
Cada día al hacer las oraciones de la mañana, ofrezco todas las oraciones, obras y sufrimientos del día presente, para la feliz resolución de este juicio tan inútil y perjudicial para el Padre, los niños y jóvenes de la Institución, y todos los que sabemos de su inocencia.
Con esto, ya no es necesario que mande a decir cuáles son mis ruegos: se dan por entendidos.