Cartas


Cadena de Oración
por el Padre Julio César Grassi

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De: Ignacio Viglione

Fecha: 13 de octubre de 2008

Asunto: El día después de mañana


Querido padre,

hace unos días tuve la oportunidad de conocer la Fundación, su Fundación, la "obra del padre Grassi", y realmente quedé atónito al ver aquella bellísima estructura que lucha con el paso del tiempo y la falta de donaciones, que hacen estragos día a día. Estructura que ya no cuenta en un ciento por ciento con el pilar más importante que es usted. No hace falta ser idóneo para darse cuenta que usted no sólo fue su creador, también fue y será por siempre y para siempre el Alma Máter de aquella obra de bien, cuya única finalidad son los niños, nuestro presente y futuro.
La fundación no sólo requiere del dinero de los donantes, también requiere de la dedicación, profunda vocación y el amor. Y a mi entender, el único que puede aportar todo eso de forma íntegra es usted.
Padre, mi intención con esta carta es en primer lugar agradecerle todo lo que hace por aquellas personitas, tan indefensas, tan inocentes, que nacen en un mundo muchas veces injusto, por la naturaleza misma del ser humano. Gracias a su obra, miles de niños son y serán felices y junto a Dios seguirán el camino que la vida los depare.
En segundo lugar, quiero que sepa que su obra lo necesita y lo va a necesitar aún mas a partir del día que se conozca la verdad, y aquellas personas que intentan juzgar y prejuzgar, aún sin fundamentos, tengan que asumir ante Dios su terrible equivocación y será Dios quien los juzgue y eso, Padre, a estas alturas, es lo que más les preocupa y no saben como terminar con todo y que todo vuelva a ser como antes. Estoy convencido que aquellos que juzgan y prejuzgan, jamás se imaginaron llegar a estas alturas y hoy demuestran con sus actos desesperados que lo único que quieren es que todo se termine. Por eso, Padre, hoy usted tiene que ser más fuerte que nunca, haber llegado hasta aquí significa haber ganado la mitad de la batalla ante la injusticia. Hoy es necesario demostrarse a usted mismo su inocencia, ya que eso lo va a hacer más fuerte para enfrentar la adversidad de mañana.
Cuando tenga algún tiempo en paz, vaya pensando todo lo que va a tener que hacer y rehacer con su obra. Vaya pensando lo hermoso que va a ser poder dedicarse nuevamente al ciento por ciento, y tenga por seguro que la Fundación Felices los Niños fue, es y será su obra aquí en la tierra. Aquella estructura que aún hoy sigue de pie lo hace gracias al esfuerzo de los que todavía creen, y también gracias a aquellos que creyeron y van a volver a creer el día después de mañana.
Que Dios lo bendiga.
Su nuevo amigo que cree,

Ignacio Viglione

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Padre Grassi:
¿Inocente o culpable?




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