De: CRISTINA MOREIRA
Fecha: 8 de febrero de 2008Asunto: "Con toda mi alma"
Padre, querido Padre, ¡cuántos momentos de mi vida pienso en Usted, en la Obra, en sus preocupaciones diarias por seguir adelante con todo, en cuidar la casa grande que construyó para los niños abandonados y con hambre!
¡¡Padre Julio, no pasa una noticia de un un niño abandonado, sufriendo, que yo no piense: El Padre cómo sufriría si viera esto!! Sé que se entera, porque no es un caso, ¡¡son miles!! ¡¡Y a Usted lo calumnian!! Y Usted multiplica los panes todos los días, y pide... con la humildad de Cristo, y sigue fuerte, luchando, trabajando... ¡sin un minuto de descanso!
Yo lo he visto cada vez que lo visito, soy testigo que el día no tiene 24 hs, tiene mil para dar amor y bienestar...
Gracias por ser tan valiente, gracias porque siempre quise tener un hijo y por voluntad del Señor no lo tuve, y cuando quise adoptar no lo logré, y ahora, desde hace casi 6 años, tengo muchos, y la maravilla de un hijo Sacerdote, de esos que se necesitan tanto por la maravilla de la entrega.
Un abrazo,
Crismadre
Padre, querido Padre, ¡cuántos momentos de mi vida pienso en Usted, en la Obra, en sus preocupaciones diarias por seguir adelante con todo, en cuidar la casa grande que construyó para los niños abandonados y con hambre!
¡¡Padre Julio, no pasa una noticia de un un niño abandonado, sufriendo, que yo no piense: El Padre cómo sufriría si viera esto!! Sé que se entera, porque no es un caso, ¡¡son miles!! ¡¡Y a Usted lo calumnian!! Y Usted multiplica los panes todos los días, y pide... con la humildad de Cristo, y sigue fuerte, luchando, trabajando... ¡sin un minuto de descanso!
Yo lo he visto cada vez que lo visito, soy testigo que el día no tiene 24 hs, tiene mil para dar amor y bienestar...
Gracias por ser tan valiente, gracias porque siempre quise tener un hijo y por voluntad del Señor no lo tuve, y cuando quise adoptar no lo logré, y ahora, desde hace casi 6 años, tengo muchos, y la maravilla de un hijo Sacerdote, de esos que se necesitan tanto por la maravilla de la entrega.
Un abrazo,
Crismadre