De: Blanca, Mabel y Celia
Fecha: 24 de diciembre de 2006Asunto: Que renazca la esperanza
Cuando aceptamos ser padres, un coro de ángeles llena de alegría nuestros corazones. Pero, cuando por total convicción decides ser infinitas veces padre más allá de la sangre, es el mismo Dios que bendice tus manos y tu corazón. Por eso algunos no pueden entenderte y te combaten: has superado a tu tiempo y tras sus burlas muchas veces demasiado crueles, sólo se oculta el temor y la envidia porque los ciega tu luz.
No bajes los brazos: todavía hay muchos niños aún en la calle que también se merecen su oportunidad.
Que en esta Navidad, el mismo Dios que te mostrado ya el doloroso camino hacia la santidad, renueve en tu corazón de padre bueno, el don de la esperanza.
Con el cariño de siempre, Blanca, Mabel y Celia
Cuando aceptamos ser padres, un coro de ángeles llena de alegría nuestros corazones. Pero, cuando por total convicción decides ser infinitas veces padre más allá de la sangre, es el mismo Dios que bendice tus manos y tu corazón. Por eso algunos no pueden entenderte y te combaten: has superado a tu tiempo y tras sus burlas muchas veces demasiado crueles, sólo se oculta el temor y la envidia porque los ciega tu luz.
No bajes los brazos: todavía hay muchos niños aún en la calle que también se merecen su oportunidad.
Que en esta Navidad, el mismo Dios que te mostrado ya el doloroso camino hacia la santidad, renueve en tu corazón de padre bueno, el don de la esperanza.
Con el cariño de siempre, Blanca, Mabel y Celia