De: Horacio Castro
Fecha: 17 de septiembre de 2010Asunto: ACI comentario en http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=31068
Un gran número de argentinos están alejados de Dios, ya no por indiferencia o convicciones ateas sino que por odio.
Los comentarios de lectores sobre la Iglesia en las versiones digitales de los principales diarios, en su mayoría son insultantes sin privarse de ofender expresamente a Dios. Los medios de comunicación se van transformando en cloacas- receptoras y difusoras de todos los desórdenes morales y bajas pasiones- como hace algunos años era inimaginable. Es sólo parte de un problema grave que todavía no enfrentan los que, siendo probablemente mayoría, no se atreven a manifestar su indignación ante la descomposición política, legislativa, judicial y finalmente social.
No es ajeno al denominador común que maestros hipócritamente católicos se comporten con un 'ateísmo expreso'. Ni que malos sacerdotes y quienes simulan profesar con integridad en órdenes religiosas incurran en actividades contra la familia y la vida.’
(Reitero que) en la Argentina hoy más alejada de la Reconciliación, no extraña que continúe la persecución de un Justo, inocente de todo delito como es el Padre Julio César Grassi, fundador de una obra extraordinaria (“Felices Los Niños”) ahora al borde de su destrucción.
Un gran número de argentinos están alejados de Dios, ya no por indiferencia o convicciones ateas sino que por odio.
Los comentarios de lectores sobre la Iglesia en las versiones digitales de los principales diarios, en su mayoría son insultantes sin privarse de ofender expresamente a Dios. Los medios de comunicación se van transformando en cloacas- receptoras y difusoras de todos los desórdenes morales y bajas pasiones- como hace algunos años era inimaginable. Es sólo parte de un problema grave que todavía no enfrentan los que, siendo probablemente mayoría, no se atreven a manifestar su indignación ante la descomposición política, legislativa, judicial y finalmente social.
No es ajeno al denominador común que maestros hipócritamente católicos se comporten con un 'ateísmo expreso'. Ni que malos sacerdotes y quienes simulan profesar con integridad en órdenes religiosas incurran en actividades contra la familia y la vida.’
(Reitero que) en la Argentina hoy más alejada de la Reconciliación, no extraña que continúe la persecución de un Justo, inocente de todo delito como es el Padre Julio César Grassi, fundador de una obra extraordinaria (“Felices Los Niños”) ahora al borde de su destrucción.