De: Ana María Satorius
Fecha: 10 de agosto de 2006Asunto: Carta publicada por Cristo Hoy, N° 637 del 10 de agosto 2006
Sr Director:
Gracias por darme esta oportunidad para decirle que siento una profunda pena por el Caso del Padre Grassi que parece no tener fin. Me doy cuenta de que todos los que le siguen arrojando piedras se sienten libres de culpa, no tienen pecados. Es por eso que atacan con tanta maldad. Indudablemente que todo es obra del Enemigo que quiere destruir por completo al Padre Julio.
Yo no tengo dudas de que él es inocente y de que jamás sería capaz de cometer un hecho tan aberrante, ya que su pensamiento es que todo niño tenga un futuro mejor, un oficio, sea alguien y no esté en la calle. El ha puesto su amor en los niños, pues se nota como lo quieren. Yo sigo sosteniendo su inocencia, pero detrás de esto hay muchas cosas que no son correctas ni buenas a los ojos de Dios. Todos estos ataques los recibe el Señor primero.
Es doloroso que no se le ponga punto final. Yo espero que como Nuestra Santísima Madre ha dicho que "le aplastará la cabeza al Enemigo", que así sea para que pronto reine la Paz de Cristo en el mundo y en la humanidad.
Ana María Satorius
CI 4869442
Ciudad de Buenos Aires
Sr Director:
Gracias por darme esta oportunidad para decirle que siento una profunda pena por el Caso del Padre Grassi que parece no tener fin. Me doy cuenta de que todos los que le siguen arrojando piedras se sienten libres de culpa, no tienen pecados. Es por eso que atacan con tanta maldad. Indudablemente que todo es obra del Enemigo que quiere destruir por completo al Padre Julio.
Yo no tengo dudas de que él es inocente y de que jamás sería capaz de cometer un hecho tan aberrante, ya que su pensamiento es que todo niño tenga un futuro mejor, un oficio, sea alguien y no esté en la calle. El ha puesto su amor en los niños, pues se nota como lo quieren. Yo sigo sosteniendo su inocencia, pero detrás de esto hay muchas cosas que no son correctas ni buenas a los ojos de Dios. Todos estos ataques los recibe el Señor primero.
Es doloroso que no se le ponga punto final. Yo espero que como Nuestra Santísima Madre ha dicho que "le aplastará la cabeza al Enemigo", que así sea para que pronto reine la Paz de Cristo en el mundo y en la humanidad.
Ana María Satorius
CI 4869442
Ciudad de Buenos Aires
