De: Ester C. Echeverría
Fecha: 17 de junio de 2009Asunto: Respuesta al rector de la UCA Córdoba
Respuesta a la carta del rector de la Universidad Católica de Córdoba, sacerdote jesuita Rafael Velasco (Valores Religiosos, 16-06-09)
Como miembro laico de la Iglesia Católica y graduada universitaria, quiero decirle, señor, que no debe avergonzarse por lo que usted llama “la conducta de Grassi”, sino debería hacerlo por su propia e improcedente conducta. Porque un rector universitario no puede ser tan ignorante, ni un sacerdote tan ajeno a la caridad cristiana. Y alguien que detenta tan alto cargo debería guardar la prudencia necesaria y no hablar desde la soberbia de una ideología que, tiempo atrás, provocó la renuncia de varios profesores cuando impuso una distinción honoris causa a alguien que promueve el aborto. La gente tiene memoria, señor.
Antes de continuar, le diré que considero un crimen aberrante al abuso de menores en todos los niveles, de manera que jamás defendería a un abusador de niños, pero sí me la jugaría por quien ha sido injustamente acusado. Además, sepa que hace años que dedico parte de mi tiempo libre a un hogar de niños de la calle. Cuánto tiempo les ha dedicado usted?
Ahora sigamos con el tema de su nota.
Para su información, el código procesal penal de la provincia de Buenos Aires, dice que un ciudadano es inocente hasta tanto un fallo quede en firme. Entonces digamos que usted ha hablado antes de lo debido, por lo cual debería excusarse muy especialmente con sus estudiantes de derecho por hablar desde su ignorancia en temas jurídicos.
En segundo lugar, está muy mal informado cuando dice que al Padre Grassi se le han otorgado esos beneficios por pertenecer a la Iglesia Católica; el tribunal lo hizo porque según lo expuesto en el párrafo anterior, aún es considerado inocente y no es usted con quien el tribunal debe discutir sus fallos, puesto que su cargo de rector no está revestido de infalibilidad.
Por último, usted es un sacerdote y, como ministro de Dios, debería darnos ejemplo de caridad cristiana, haciendo un análisis cauto de la situación hasta tanto quede clara, y no apuntando con el dedo a alguien en base a los dichos de los que piensan como usted y no desde la prudencia que da el conocimiento de los temas que discute, como corresponde a un catedrático serio.
Ester C. Echeverría
Palermo
Ciudad de Buenos Aires
Respuesta a la carta del rector de la Universidad Católica de Córdoba, sacerdote jesuita Rafael Velasco (Valores Religiosos, 16-06-09)
Como miembro laico de la Iglesia Católica y graduada universitaria, quiero decirle, señor, que no debe avergonzarse por lo que usted llama “la conducta de Grassi”, sino debería hacerlo por su propia e improcedente conducta. Porque un rector universitario no puede ser tan ignorante, ni un sacerdote tan ajeno a la caridad cristiana. Y alguien que detenta tan alto cargo debería guardar la prudencia necesaria y no hablar desde la soberbia de una ideología que, tiempo atrás, provocó la renuncia de varios profesores cuando impuso una distinción honoris causa a alguien que promueve el aborto. La gente tiene memoria, señor.
Antes de continuar, le diré que considero un crimen aberrante al abuso de menores en todos los niveles, de manera que jamás defendería a un abusador de niños, pero sí me la jugaría por quien ha sido injustamente acusado. Además, sepa que hace años que dedico parte de mi tiempo libre a un hogar de niños de la calle. Cuánto tiempo les ha dedicado usted?
Ahora sigamos con el tema de su nota.
Para su información, el código procesal penal de la provincia de Buenos Aires, dice que un ciudadano es inocente hasta tanto un fallo quede en firme. Entonces digamos que usted ha hablado antes de lo debido, por lo cual debería excusarse muy especialmente con sus estudiantes de derecho por hablar desde su ignorancia en temas jurídicos.
En segundo lugar, está muy mal informado cuando dice que al Padre Grassi se le han otorgado esos beneficios por pertenecer a la Iglesia Católica; el tribunal lo hizo porque según lo expuesto en el párrafo anterior, aún es considerado inocente y no es usted con quien el tribunal debe discutir sus fallos, puesto que su cargo de rector no está revestido de infalibilidad.
Por último, usted es un sacerdote y, como ministro de Dios, debería darnos ejemplo de caridad cristiana, haciendo un análisis cauto de la situación hasta tanto quede clara, y no apuntando con el dedo a alguien en base a los dichos de los que piensan como usted y no desde la prudencia que da el conocimiento de los temas que discute, como corresponde a un catedrático serio.
Ester C. Echeverría
Palermo
Ciudad de Buenos Aires
