Cartas


Cadena de Oración
por el Padre Julio César Grassi

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De: CARLOS ALBERTO DIAZ

Fecha: 13 de junio de 2009

Asunto: Reflexiones sobre el caso


REFLEXIONEMOS:
1- HAY MUCHA PLATA EN JUEGO porque si es absuelto ¡la indemnización será millonaria! Y porque en la justicia se la usa como medio para obtener mucho dinero ¡Estamos seguro de que en este caso no es así!
2- Hay cuestiones políticas metida ¿Qué tiene que hacer la izquierda presionando a los jueces? Lo hacen porque asocian al padre y la Iglesia con Menem, los ricos, etc. El rencor ideológico que les hacen perder la objetividad ¡Prudencia! Pero los ciudadanos independientes debemos mantener la imparcialidad.
3- El Tribunal, me parece, emitió un fallo salomónico. Le dio un reo a los que gritan ¡crucificadle! y al condenado la posibilidad de seguir defendiéndose apelando porque no hay una seguridad absoluta de la culpa ¡Le tuvo miedo a los fariseos culposos!
4- La historia está llena casos donde se condenó a personas injustamente, incluso a muerte ¿pero después ella misma les dio la razón? En Argentina tenemos el caso Penjerek de los 60, un comerciante cumplió años de cárcel por la enorme presión social que indignada pedía su condena, pero con el tiempo se descubrió que era inocente. Hay que considerar esa posibilidad.
5- En nuestra sociedad hay un miedo atroz al inconsciente, éste se origina en la inseguridad que nos produce el no poder ver el interior del otro, ni los psicólogos escapan a ello. En épocas anteriores el miedo hacía imaginar que allí la persona podría esconder un pacto satánico. Hoy el nuevo Satanás es el inconsciente. Tememos que el individuo tenga en su interior un problema emocional que lo reprime en lo más profundo del inconsciente que lo puede llevar a una sexualidad exacerbada, violencia feroz, etc. Entonces los indicios cobran importancia por la inseguridad que produce lo desconocido. Vale la pena darle una oportunidad al sacerdote. Pero si es culpable, pues ¡Que sea condenado! No hay que defenderlo irreflexivamente, pero tampoco condenarlo apresuradamente. Hay que tratar de ser racional en el análisis de los hechos. Muchos asocian a la Iglesia y al sacerdote con los ricos para condenarlo, pero se olvidan que entre los que lo condenan hay gente ¡muy, pero muy poderosa política y económicamente! Porque el caso se ha convertido en el vehiculo de los rencores ideológicos ¡Por eso dudo del fallo!

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E N C U E S T A
Padre Grassi:
¿Inocente o culpable?




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