Cartas


Cadena de Oración
por el Padre Julio César Grassi

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De: Etelvina

Fecha: 5 de junio de 2009

Asunto: al Inmaculado corazón de María


Madre llena de recuerdos, conserva los recuerdos de nuestras almas en tu corazón luminoso y secreto. Que se empapen de la mansedumbre, la fuerza y el gozo infinito de los tuyos.

Vos recibiste en tus propias manos el Cuerpo yacente de Jesús, traicionado, abofeteado, escupido, condenado injustamente, salvajemente torturado y asesinado en tu presencia. Derramaste ante El tu corazón, cuando le oíste decir, desde la Cruz, con inmensa misericordia 'Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen'. Y permaneciste de pie. Con los ojos y el alma fijos en El, y en su maravilloso mensaje de Salvación:Amor y Perdón. Y quedaste en esta tierra por encargo Suyo, hasta la ancianidad, para cuidar la siembra de este ideal. Buscaste y juntaste los retoños de tu hijo, atontados y dispersos por el terror y el espanto de esas horas. Estuviste con ellos para que, unidos, recibieran la confirmación de su Fe, de su Amor , de su Esperanza, la sabiduría, la fortaleza y todos los dones del Espíritu Santo de Dios que Jesús Resucitado les había prometido y anunciado. Vos los amparaste, los acompañaste con valor indecible, a pesar del dolor impetuoso y punzante que todavía laceraba tu alma por haber padecido en todo tu ser, los dolores y la Muerte de Jesús, que la alegría desbordante de su Resurrección no apagaba. Gozo y dolor inseparables.

Madre, Maestra del dolor y el sufrimiento. De la alegría y de la Vida, del compartir generoso y sencillo, de la acción cotidiana, amorosa y solidaria con el pobre, el pequeño y el que sufre. Portadora como nadie del ideal de tu Hijo Jesucristo, Hijo de Dios Vivo. El te enseñó y nos enseña la victoria de la Vida sobre la muerte, del Amor sobre el odio, de la Verdad sobre la mentira y la calumnia. Vos rogás y luchás junto a Jesús por toda la Tierra y en toda la Historia, por el perdón de sus enemigos y perseguidores, tanto como por sus amigos y servidores.

Te pedimos Madre Anciana, valiente y amorosa hasta el fin, que ruegues por nosotras, mujeres argentinas y por nuestros hijos e hijas, para que no perdamos de vista el verdadero Norte de nuestra salvación y la del mundo entero. Que nuestras lágrimas por los sufrimientos del pasado y del presente, se conviertan en tu Corazón Inmaculado, en el solo recuerdo luminoso del paso de Jesús entre nosotros. Que sean una llamita más en el Amor infinito que arde por siempre en tu Corazón. Para que acompañemos a los retoños nuestros con el coraje incansable y manso de Jesús, aborreciendo el odio y construyendo la paz. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Corazón Justo de Jesús. Confío y espero en Vos.

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E N C U E S T A
Padre Grassi:
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