Cartas

Julio:
Para mí que te conocí hace muchos años en El Calafate, cuando todavía no eras sacerdote, y compartimos mucho tiempo juntos con otros jóvenes que hoy ya son padres de familia, creemos desde un primer momento y sin ninguna duda en tu inocencia.
Como periodista nunca dejé de seguir tu caso de cerca, y cada vez me doy cuenta que detrás de todo esto es más que claro que son los intereses de los politicos de turno quienes quieren ensuciar tu impecable trayectoria. Realmente admiro tu entereza como persona para poder estar soportando tanta injurias, pero en la vida existe un Dios y es el solo el que hará justicia, pero como lamentablemente ese Dios no toma revancha contra esos sucios traidores que hoy te culpan, seguramente no podrán dormir en paz ni ser felices por tener una sucia conciencia, desde los jueces hasta los testigos y los peritos, no podrán jamás disfrutar como lo hiciste tú junto a los niños, quienes son los más agradecidos en la vida. Siempre estaré a tu lado aunque sea en silencio y orando para que esto se termine cuanto antes, y sabré perdonar a todos los que durante este tiempo viven haciéndote daño.
Ora por ellos que lo necesitan más que vos.
Carlos Mario Spahr
El Calafate Santa Cruz