De: Marcela H. Tranchini
Fecha: 10 de marzo de 2006
Queridos amigos:
El pasado 8 de Diciembre fuimos con mi esposo e hijos a visitar la Fundación Felices los Niños, con el fin de conocerla y de hacer lo propio con su mentor, el Padre Julio C. Grassi. Lamentablemente él se tiene que alojar en una casa enfrente de la Fundación, provista por un vecino, pues hay una funcionaria de la Provincia que le impide entrar en su sede. Tuvimos la certeza de lo dicho en la Biblia "Por sus frutos los reconoceréis":
Casas de alojamiento, jardines, escuelas, comedores, enfermería, instalaciones para diversos deportes, talleres con salida laboral, capilla. Todo destinado al desarrolo físico, intelectual y emocional de bebés, niños y adolescentes en riesgo.
Chicos sacados de la calle y, por tanto, del hambre, la droga, el alcohol y otras lacras que hacen mella en nuestra sociedad. Pudimos hablar con ellos y saber de sus propios labios, lo cómodos que se sienten y lo agradecidos que están a la Fundación.
Hablamos también con los que trabajan como voluntarios en diversas funciones y con las monjas salesianas que allí cumplen su misión.
Con profunda emoción y luego de conocer "los frutos" de la obra nos dirigimos a ver al Padre. Su dulce y profunda mirada, todavía nos conmueven. Fue una gran experiencia para nosotros. Habló con entereza de su situación judicial y nos explicó el porqué de la difamación y el escarnio que sufre.
Hoy, asistimos nuevamente, a los agravios infundados de la Sra. de Carlotto, que se ha convertido en opinóloga de cuanto asunto pase por sus narices o intereses.
La Sra. debería dedicarse a lo que sabe, tratar de ubicar hijos de desaparecidos en la época de la dictadura militar, para bien de nuestra sociedad.
Pero tal parece que el poder atrae. Me refiero al político y económico que puede alguien adquirir , por sí o alguna organización amiga, si culmina haciéndose cargo de la Fundación.
Vayan a conocer a la Fundación Felices los niños. Después me cuentan.
Un cariño a todos
Marcela H. Tranchini
Queridos amigos:
El pasado 8 de Diciembre fuimos con mi esposo e hijos a visitar la Fundación Felices los Niños, con el fin de conocerla y de hacer lo propio con su mentor, el Padre Julio C. Grassi. Lamentablemente él se tiene que alojar en una casa enfrente de la Fundación, provista por un vecino, pues hay una funcionaria de la Provincia que le impide entrar en su sede. Tuvimos la certeza de lo dicho en la Biblia "Por sus frutos los reconoceréis":
Casas de alojamiento, jardines, escuelas, comedores, enfermería, instalaciones para diversos deportes, talleres con salida laboral, capilla. Todo destinado al desarrolo físico, intelectual y emocional de bebés, niños y adolescentes en riesgo.
Chicos sacados de la calle y, por tanto, del hambre, la droga, el alcohol y otras lacras que hacen mella en nuestra sociedad. Pudimos hablar con ellos y saber de sus propios labios, lo cómodos que se sienten y lo agradecidos que están a la Fundación.
Hablamos también con los que trabajan como voluntarios en diversas funciones y con las monjas salesianas que allí cumplen su misión.
Con profunda emoción y luego de conocer "los frutos" de la obra nos dirigimos a ver al Padre. Su dulce y profunda mirada, todavía nos conmueven. Fue una gran experiencia para nosotros. Habló con entereza de su situación judicial y nos explicó el porqué de la difamación y el escarnio que sufre.
Hoy, asistimos nuevamente, a los agravios infundados de la Sra. de Carlotto, que se ha convertido en opinóloga de cuanto asunto pase por sus narices o intereses.
La Sra. debería dedicarse a lo que sabe, tratar de ubicar hijos de desaparecidos en la época de la dictadura militar, para bien de nuestra sociedad.
Pero tal parece que el poder atrae. Me refiero al político y económico que puede alguien adquirir , por sí o alguna organización amiga, si culmina haciéndose cargo de la Fundación.
Vayan a conocer a la Fundación Felices los niños. Después me cuentan.
Un cariño a todos
Marcela H. Tranchini
