De: Carmen Anaya
Fecha: 10 de diciembre de 2008Asunto: adhesión al desagravio
Querido Padre Julio:
Recién termino de enterarme del hecho vandálico ocurrido en El Calafate. Esas personas que hicieron tamaño daño pueden romper las estatuas, pero no pueden destruir los sentimientos. Rezaremos en desagravio, ofreceremos Eucaristías y sacrificios. Son emisarios de Satanás, portadores de odio, de maldad suprema. Le mando una oración a Nuestra Señora de la Paz:
Madre mía amantísima, Tú que eres la madre amorosa del Príncipe de la Paz, haced que Cristo reine en nuestros corazones difundiendo el don de su Divina Gracia fuente de toda tranquilidad.
Oh María, por los ruegos de San Joaquín, vuestro padre, de Santa Ana, vuestra madre, y de San José, vuestro castísimo esposo, os ruego encarecidamente concedáis bonanza en la Iglesia, concordia en nuestros hogares, paz en nuestra patria y en el mundo tan necesitado.
Reina de la Paz, Vos que conocéis nuestras penas, Vos que habéis puesto benignamente bálsamo en nuestros corazones concédeme la gracia que humildemente te pido (pedir la gracia que se necesita). Amén
Reciba todo mi apoyo, toda mi desazón, todo mi deseo de desagraviar.
Con el cariño de siempre
Carmen
Querido Padre Julio:
Recién termino de enterarme del hecho vandálico ocurrido en El Calafate. Esas personas que hicieron tamaño daño pueden romper las estatuas, pero no pueden destruir los sentimientos. Rezaremos en desagravio, ofreceremos Eucaristías y sacrificios. Son emisarios de Satanás, portadores de odio, de maldad suprema. Le mando una oración a Nuestra Señora de la Paz:
Madre mía amantísima, Tú que eres la madre amorosa del Príncipe de la Paz, haced que Cristo reine en nuestros corazones difundiendo el don de su Divina Gracia fuente de toda tranquilidad.
Oh María, por los ruegos de San Joaquín, vuestro padre, de Santa Ana, vuestra madre, y de San José, vuestro castísimo esposo, os ruego encarecidamente concedáis bonanza en la Iglesia, concordia en nuestros hogares, paz en nuestra patria y en el mundo tan necesitado.
Reina de la Paz, Vos que conocéis nuestras penas, Vos que habéis puesto benignamente bálsamo en nuestros corazones concédeme la gracia que humildemente te pido (pedir la gracia que se necesita). Amén
Reciba todo mi apoyo, toda mi desazón, todo mi deseo de desagraviar.
Con el cariño de siempre
Carmen